Una nueva vida (Capítulo 12)

Bruce disparó su escopeta desde la lejanía. Los proyectiles rasgaron la carne de uno de ellos, pero no le dio de lleno. Elena, con un movimiento de su mano, levantó del suelo al que Bruce había disparado y le arrojó a dos metros de distancia. Yo, con un gruñido salvaje que brotó de mi garganta, me lancé al pecho de otro: le tiré al suelo, y una vez allí le encajé tres puñetazos en la mandíbula. Éste, con expresión de dolor, me empujó con gran fuerza, alzándome a una altura considerable. Vino corriendo hacia mí mientras me encontraba en el suelo aturdido por la caída, pero un escopetazo en el torso le derribó. Aproveché la ayuda de Bruce, y al que estaba tendido pude darle dos garrazos (que por fin habían salido completamente), y aunque le desfiguré totalmente la cara no bastaron para acabar con él. Malherido, consiguió esquivar mis otros dos golpes y darme un buen puñetazo en las costillas, que crujieron bajo su puño. Me tumbó al instante, y por unos instantes pude ver cómo se desarrollaba el combate a mi alrededor: Bruce le dio un escopetazo a otro en las piernas, dejándole inmovilizado. Después fue hacia él, y con una velocidad asombrosa consiguió darle una serie de cinco o seis puñetazos (con tal velocidad no pude distinguirlo bien) antes de que otro enemigo le derribara por la espalda. Elena había conseguido prender fuego al que había derribado antes, y mientras corría despavorido ésta hizo que una espada apareciera por arte de magia en sus manos, y con ella le cortó el cuello con un tajo certero, haciéndole explotar en una lluvia de cenizas. Ahora estábamos igualados.

Volví a mi contrincante, que se dirigía a mí con una viga de acero en las manos. Consiguió darme un golpe en el brazo antes de que se la partiera en dos con mis garras y le atravesara el pecho con la otra mano. El hombre quedó inmóvil, y cuando liberé mi brazo cayó al suelo, muriendo de la misma manera que su compañero (polvo al polvo y cenizas a las cenizas…). Aprovechando que estábamos en ventaja numérica fui a ayudar a Bruce, que estaba acorralado por dos contrincantes y con la cara totalmente ensangrentada. Elena también fue a ayudarle: mientras corría hacia él, alzó la mano, y acto seguido un torrente de sangre salió del cuerpo de uno de ellos y fue directa a la maga. El hombre, sorprendido por la pérdida repentina de tal cantidad de sangre, se dio la vuelta y contraatacó: la derribó de un puñetazo, se sentó encima suya y la cogió por los brazos, haciendo que sus huesos salieran atravesando la carne en diversas formas puntiagudas. La mujer gritó aterrada, y el hombre continuó con su macabra deformidad, haciendo que las costillas le afloraran del pecho, dejando el corazón al descubierto. Elena intentó liberarse de su opresor, pero pesaba demasiado. No pudo hacer nada mientras éste cogía la espada que ella misma conjuró y le atravesaba el corazón, convirtiéndola en una lluvia de cenizas. Ya sólo quedábamos cuatro.

Volví a concentrarme en Bruce, que estaba tendido en el suelo malherido y desarmado. Me acerqué a su rival por la espalda y le atravesé el estómago con mis garras. Éste sujetó mi brazo con fuerza, me miró y gritó; pero no era un grito corriente, era un sonido desgarrador que se clavaba en mi cerebro, haciendo que todo lo que me rodeaba careciera de sentido. Lo único que existía era ese grito. Me tapé los oídos y caí al suelo aterrado, hasta que de repente cesó. Levanté la mirada y vi que, a mis pies, la fuente de aquel horripilante sonido tenía la cabeza abierta por un escopetazo de Bruce a bocajarro. No había terminado de ver cómo se deshacía en polvo cuando el único insurgente superviviente atacó por la espalda a Bruce, hincándole los colmillos en el cuello. Intentó liberarse, pero bajo la mano del atacante los hombros de Bruce se deformaron hasta dislocarse, haciendo que sus extremidades colgaran inútiles mientras perdía toda su sangre. Me liberé del pánico que aún quedaba en mí fruto del escalofriante chillido e intenté ayudarle, pero Bruce estaba inconsciente a merced de su atacante, que le soltó cuando no tenía nada de lo que alimentarle. En el suelo le remató con su propia escopeta, acabando con su vida.

Ya sólo quedábamos dos.

4 Comentarios

  1. consigueaccesorios dice:

    Bueno, en teoría este es el penúltimo o antepenúltimo capítulo, lo dejaré en el aire para tomarme un breve descanso, que estoy falto de ideas últimamente…

  2. champinon dice:

    Joe macho, te ha hecho falta un capitulo para cargarte a casi todos… xD
    Con lo bien que me caia Bruce…

    Es una gran serie… Si acaba… hazlo bien eh? xD
    Animo!!

  3. Lascivo dice:

    pero qué me dices!! que esto se acaba? Después de tanto tiempo? Por qué!?!? Bueno, sólo decirte que me ha gustado tanto como los anteriores, y que espero que, cuando acabe, lo haga a lo bestia. O sufrirás la ira sopera

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