La cruz bajo el ajimez (Final)
- publicado el 18/10/2014
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¿Consuelo?
La noche está fría,
No brilla la luna, no;
Sólo alumbra mi esperanza
La tenue luz de un farol.
Tus manos entre las mías,
Yo cierro los ojos por fin…
La calma voz de un leve suspiro
Me obliga a sentirte junto a mí.
Apaga tu llanto
Y cierra la puerta
A esa tristeza
Que te embarga.
Extingue tu pena,
¡que arda en el eterno
Fuego del averno!
Pero tú, debes vivir.
Olvida el dolor,
Entiérralo en lo más profundo
De tu ancho corazón,
Y vuelve a sonreír…
Si supieras cuánto daría
Por ver tus ojos rebosantes de luz…
Ahora son tan oscuros
Y los bañan lágrimas de desesperación.
Oye mis súplicas,
Atiende a mis lamentos,
¿no escuchas mi quebrada voz?
Yo sé que soy tu único consuelo,
Ahora, hazlo por mí.
Sólo te pido como último deseo
Que te enfrentes al mayor enemigo del hombre;
Sí, a ése que dicen, no se puede vencer.
* * *
También mis ojos lloran;
En la calle, la luz de la farola,
Se debilita hasta desaparecer…
Entre la niebla, tu único quejido,
Y yo soy último testigo….
¿Por qué, Muerte, por qué?
Jacinta, enero de 2009.
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Me ha gustado mucho, frases cortas pero directas…mola.
Es tristemente bella tu poesía, pero te pongo un «pero». Empiezas con muy buena rima, que ayuda a marcar el ritmo, pero luego no hay más, le hubiera quedado muy bien que rimaran algunos versos más.
«Entre la niebla, tu único quejido,
Y yo soy último testigo….»
Me ha llegado…