El reloj
- publicado el 12/02/2011
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Liberación.
Y liberémonos de la beneficencia de la carne.
Y quitémonos estos estúpidos trajes de humanos…
Para así encontrar el yugo errante de nuestras almas y fundirlo todo en una sola.
Para apaciguar nuestra singular búsqueda de lo trascendental…
Lo mundano se nos asemeja…Todas las abstracciones nos buscan.
Nos llaman a gritos, no paras en pensar los segundos y finalmente…
Te llenas.
Sientes miedo, algo te asusta, algo te mira con ese ojo amarillento y fijo en tu retina.
Te hiere notas como te cauteriza el alma…Quiere hablarte pero no puede.
Le buscas no le encuentras…Abres la mente y ahí esta.
Riendo como siempre…En su trono de azabache…Perdido ahí por los siglos…Su presencia es exasperante.
Oyes gritos y finalmente te unes a ellos en un vals del nunca acabar…Todos en una misma sintonía, eres uno mas…Uno mas de ellos.
Han entrado en tu cabeza y no salen…Lloras, gritas, te ahogas en un mar de aire…Cada vez te gusta mas. Quieres parar.
Pero el sigue ahí.
Ese ojo no para de cortarte el alma, te rindes te dejas llevar asustado, en un sin fin de bacanales musicales, hay orgías de notas a tu alrededor.
Es el placer Divino.
¿Que harás?
¿Quieres escapar?…¿De que?.
Eres uno mas.
Zsde
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Muy bueno este relato! intenso y con un grado de «rabia» justo.
Un saludo y enhorabuena!