ENERO
- publicado el 16/01/2014
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Las aventuras de Jack Ewing.
Primera parte
Sentí la luz del sol incendiando la oscuridad de mis párpados cerrados y traté de abrirlos. Lo que no sabía yo, es que un nido de legañas me los habían pegado, – qué putada, joder –
Me armé de valor y me dirigí hacia el baño a ciegas con el único propósito de meter la cara debajo del chorro de agua del lavabo. Después de unas cuantas hostias contra cosas que rompí y tiré al suelo y varios golpes que me di en mis pies descalzos -Coño, ¿es que cómo puede ser tan rematadamente difícil no pegarse una leche contra en dedo meñique del pie en tu propia puta casa?- conseguí llegar. –¡¡¡¡Jooooooooooooooooooooooodeeeeeeeeeeeeerrrrrrrrr!!!!!!!- El agua estaba congelada, no, esa no sería la auténtica realidad, estaba, yo qué sé, como la propia furia invernal o alguna mariconada así, pero después de mucho rascar conseguí quitarme esa capa de legañas de los ojos –Joder, joder ¡hijos de puta!- se me habían pegado las pestañas y dolía que te cagas quitarse esa mierda sin que no escociera.
Finalmente me miré en el espejo; tenía los ojos rojos, inyectados en sangre, lo que hacía que mis ojos verdes se vieran con una tonalidad semi fosforescente. Además, tenía unas ojeras hasta los pies y el pelo revuelto como si acabara de meter la cabeza en la batidora. No pude evitar reírme y hacer alguna que otra mueca, me encantaba tener pintas de mamarracho, seguía viéndome guapo. –Joder ¿ qué puta hora es?- miré por la ventana del baño, parecía que era por la tarde. Volví a dirigirme a la cocina y vi que eran las 4 de la tarde.
Intenté recordar lo que había ocurrido ayer: Algo así como salir de mi casa a las 11 de la noche e irme de copas por ahí a ver si encontraba a alguna buena golfa con la que pasarlo bien. O sea, lo de siempre. Seguramente pillaría algo, siempre hay alguna tía que nada más verme se le moja el chocho por completo y quiere chupármela, o yo que sé. Pero esta vez no recordaba absolutamente nada. –Vaya mierda, malditas zorras-
No tenía demasiada hambre, así que me puse un tazón de cereales. La leche llevaba fuera de la nevera un tiempo indefinido, así que le pegué un trago antes de nada, y, bueno, aún sabía bien.
Mientras me comía esos rancios cereales, me puse a ver la tele. A esas horas solo daban reportajes de animales. En concreto, ese hablaba de la homosexualidad en el reino animal. Vi como unos búfalos machos se montaban entre ellos –Vaya maricas, jajajajaja- y luego cómo hablaban de un tipo de monos que se pasaban el día manteniendo relaciones sexuales. Los Monobos, o Bonobos, o algo así, ya no me acuerdo, pero el caso es que resolvían todos los conflictos que tenían follando como locos. No tenían ningún tipo de jerarquía, todos follaban con todos, pequeños y grandes, en solitario, en parejas o en grupo, entre machos, entre hembras. Alucinante. Por un momento pensé si eso podría ocurrir en el mundo de los humanos –Jajajajaja, deberíamos cargarnos a todos esos monógamos pastelosos como petisuis- sí, imposible, la gente ya nacía con la idea de tener solo una pareja y fundamentaban su vida en un futuro estable, con unos niños bonitos a los que ver crecer mientras viven en un matrimonio feliz.
La otra mierda que me tragué fueron unos telediarios de tarde. –Coño, cada día las presentadoras de informativos están más cachondas- un día de estos pondrían a una muñeca hinchable presentando las noticias, estoy seguro. Y allí estaba esa barbie hablando de una catástrofe sufrida por un terremoto, en la que habían muerto alrededor de 500 personas. Ponía la cara seria. Y la siguiente noticia: ¡Un poli local de un pueblecito de Cádiz había salvado a una familia de pollitos de ser atropellados por un camión lleno de cerdos! –¡¡Joder!! -, se me saltaban las lágrimas, el poder de esa noticia no podía competir con la de un simple terremoto. Y menos aun las noticias sobre que si los reyes habían disfrutado de unas agradables vacaciones en la playa de turno –Malditos hijos de puta- Sí, las noticias eran cada vez más un culebrón que otra cosa.
Me harté de tanta mierda y regresé a la cocina con la idea de pillarme una cerveza. No obstante, cuando la abrí… -¿Pero qué coño…?-
No sabía que cojones era esa mierda, no había nada, bueno… ¿Nada? Era algo, un infinito, parecía un trozo de espacio… Veía torbellinos de colores estelares danzando dentro de mi frigorífico. En efecto, tenía un trozo de espacio metido en mi puta nevera. Un agujero negro o vete a saber qué. El caso es que cuando alargué el brazo, éste me engulló de golpe.
No sentía mi cuerpo, no veía mi cuerpo, no tenía ni puta idea de lo que estaba pasando. Solo seguía viendo destellos de colores luminosos que se perdían en un infinito aterrador y oscuro.
De repente, todo aquello paró, y solo vi oscuridad. Mi alma se contrajo. En ese momento, escuché una voz. Una voz de mujer.
-Jack, eres el elegido…
-qué puta mierda dices, zorra del infierno. ¡Devuélveme a mi puta casa, joder!
-Has sido elegido, se te ha encomendado una misión, Jack.
-¿De qué coño hablas?¿Quién eres, eh?, Da la puta cara, Satanás.
-No soy Satanás, Jack.
-Entonces…¿ Entonces eres Dios?
-Tampoco, ese concepto os lo habéis inventado vosotros. Yo soy la esencia de todas las cosas, Jack. Tú llevas una parte de mí en tu ser. Tú y todo lo que te rodea. Soy la naturaleza, soy el espacio, soy el tiempo, soy el todo, soy la nada.
-Vale, vale. Lo he entendido. Joder… Qué fuerte. ¿Y qué cojones hago aquí?
-Te lo he dicho. Se te ha encomendado una misión.
-¿Qué misión?
-Jack, tienes en tu mano el poder de revelar al mundo la primera verdad de todas las cosas. Yo, aunque estoy latente en cada una de las cosas de este universo, no puedo manifestarme. Tú serás quién cree una nueva era, eres el elegido.
-Venga, no jodas, ¿soy el mesías del siglo XXI o qué? Joder, todo esto es culpa de alguna zorra que me echaría un mal de ojo, putas todas.
-Jack, para cumplir la misión que te ha sido encomendada, debes aprender muchas cosas. Por ello, antes de tener la capacidad suficiente para alcanzar tu objetivo, debes encontrar tu propio destino. Es por ello que a partir de hoy, Jack, recorrerás lugares de los que jamás has oído hablar. Debes volverte fuerte, debes aprender a forjar tu propio camino, debes aprender a ver más allá y encontrar la esencia de las cosas. Sólo así, alcanzarás la primera verdad. Ah, y también tienes que aprender a dejar de decir tantas palabrotas, Jack.
-Joder, tronca, ¿Todo eso?, Vamos, no me jodas… Ya te estás columpiando,… Estos entes extrasensoriales se piensan que con un par de mariconadas pueden obligarte a hacer todo lo que les salga del coño en contra de tu voluntad.
-Jack, sé que estás enfadado, pero pronto entenderás que esta tarea solo puede ser desempeñada por ti.
-Eres una puta.
-Jack, es la hora. Volveremos a hablar pronto. Ahora, recuerda lo que te he dicho. Sé fuerte. El sentido del Universo ahora está en tus manos.
-¡¡¡Eh, cacho de zorra!!!!
Y la voz desapareció. Sentí como un sopor me inundaba, y supongo que me quedé dormido o algo así, quizás me dieron droga extrasensorial y me quedé flipao durante un par de horas sumergido en la oscuridad. Yo que sé. Sólo lamenté no saber dónde tenía mis extremidades para hacerme una paja.
- Las aventuras de Jack Ewing. - 09/03/2010
- XVII - 07/03/2010
- XVIII - 27/02/2010
Bueno, el caso es que hoy no he ido a clase porque no me encontraba demasiado bien. No obstante luego me ha dado una venada incomprensible y me he puesto a escribir esto xD
Espero continuarla. Si es así, la publicaré en un blog y os dejaré el link para quien quiera leerlo.
Esta entrada en teoria tenia una parte más, pero la he omitido aquí porque sería mas conveniente seguirla desde el blog.
Hola, que onda con tu relato!!!! tan humano..y tan propio.. me he reido mucho.
espero la continuación
ja ja ja a el «SENTIDO DEL UNIVERSO» está en manos de Jaaaack!!!!