NUESTRAS RISAS
- publicado el 11/02/2015
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Nosotros que intentamos no ser como nuestras madres.
El otro día escuché una historia que merece la pena contar: La verdad sobre el origen del hombre.
No en tono de chanza, aunque pueda parecerlo al lector que se encuentre con dicho escrito; describo al tipo que me la contó de la siguiente forma:
Con diez dientes en la boca, pelo raído sin igual, no fuma él, sino hinala opio en pipa sin parar. Drogata y loco le llaman, por sus pintas, el cochino, en todo el pueblo es sabido, del uno al otro burdel.
Después de recordar la descripción, la historia sobre hermosos duendes que traían a los niños en cestillas se me hace ridícula… Y yo que había dicho que nunca juzgaría a nadie por las pintas…
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Se me hace complejo. Es decir, que no estoy seguro de haberlo entendido, la verdad.
Quizás porque «hinala» me ha desconcentrado totalmente. ¿¡¿»Hinala»?!?