Aveces Pienso
- publicado el 06/10/2009
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LA MANDARINA “FARSANTA”
Irene es una mujer de éxito y desde luego la más cabal de la pandilla. Vive en Madrid en una casa blanca sin techo y pintada con un cepillo de dientes. Tiene dos mascotas: un Murciélago Imbécil y un Pulgón ruso del trigo.
Lucas es su novio de hace años vive dentro de un agujero negro en el espacio, así que cuando Irene tiene vacaciones se fuma un porro de salvia divinorum y se hace un viaje astral para visitarle.
Hace mucho tiempo que no la vemos, es una mujer muy atareada y el trabajo le roba todo su tiempo.
Vanesa y yo, vamos a visitarla por sorpresa a su casa. Nos abre la puerta con una sonrisa repleta de felicidad y puedo ver que, en el sofá del salón está sentada una mandarina macho con el mando de la televisión, cambiando los canales al azar.
Irene: Mirar chicas, Lucas ha venido a verme.
Vanesa: ¿Dónde está Lucas?, yo solo veo una mandarina macho
Irene: No es una mandarina, es Lucas
Yo: ¡Qué coño va a ser Lucas!, ¡es una mandarina!
Irene: ¡Es Lucas joder! Y nos vamos a casar mañana.
Yo: ¿Mañana?, Pero si..¡no te puedes casar con una mandarina!
Vanesa y yo miramos con recelo a la mandarina macho que se está haciendo pasar por Lucas, sabemos que ese cítrico no es trigo limpio.
Irene se prueba el vestido de novia frente a un espejo, se arregla el pelo y se sonríe a ella misma. Nosotras aprovechamos el momento para ir a buscar a Lucas y decirle lo que está pasando.
Tras fumar un porro de salvia divinorum, llegamos al agujero negro, donde Lucas está en calzoncillos viendo cifras y letras.
Vanesa: Lucas, Irene se piensa casar con una mandarina que se hace pasar por ti
Lucas: ¿Qué? ¡No jodas!
Yo: Si, más vale que vengas con nosotras y detengas esa farsa o la perderás para siempre
Lucas: ¿Cuándo se casan?
Vanesa: Mañana
Lucas monta en ira y se dirige a su habitación donde se viste con un traje de buzo, dos tallas más pequeñas, junto con el tubo de respiración. Una vez arreglado, nos volvemos los tres a casa de Irene, que abre la puerta con la sonrisa de felicidad, otra vez. El novio enfadado entra hacia el salón y se encara con la mandarina, que se está bebiendo un vaso de tinta de calamar.
Lucas: ¿Quién coño eres tú?, ¿por qué te haces pasar por mí?
La mandarina no habla, pero nos lanza una mirada despiadada e implacable, que nos deja helados.
Yo: venga cítrico de mierda, vete por donde has venido o te exprimimos
Vanesa: eso, vete o te pelamos
Lucas: Te voy a dar una hostia en todo el gajo como no te pires
La mandarina entrecierra los ojos y sin decir ni una sola palabra se acerca a nosotros con paso firme y amenazador. Tras unos segundos de miedo y confusión la mandarina muta en una especie de hombre sin rostro. Su cuerpo es musculoso con una estatura de dos metros y brilla como una bombilla xenón.
La mandarina ya mutada, sale furiosa al jardín, que tiene una extensión similar a la de Andorra y se pone a cavar agujeros con las manos en la arena. En cada perforación va dejando pequeños fetos igual de resplandecientes y cegadores que él.
Irene no dice nada porque lleva un rato en shock, el resto de nosotros tenemos la sensación que nada bueno va a pasar, y que más nos valdría salir corriendo de allí, pero la curiosidad mató al gato.
De los hoyos comienzan a salir niños con el pelo cortado a tazón, de un blanco turbador y todos ellos clavan sus ojos en nosotros. Antes de que nos dé tiempo, si quiera a decir marica el último, aquellas pequeñas criaturas nos están lanzando bolas de fuego con los ojos. Yo aprovecho que no tengo mechero y apuro una de esas esferas ardientes para encenderme un cigarrito.
En medio de aquel caos, llaman al timbre, son dos mormones rubios con ojos azules. Los religiosos se hacen los suecos y nos hablan de su profeta, afirman que está en la tierra, viviendo en un chalet situado en Torrelodones con piscina y sala de cine 3D.
Lucas: Perdonar pero ahora no podemos atenderos, estamos siendo atacados por una mandarina mutada en macho brillante, que ha plantado pequeños seres de pelo reluciente que nos están lanzando pelotas on fire.
Mormón1: perdonar, pasaremos en otra ocasión, adiós.
Seguimos esquivando el ataque masivo con éxito, aunque estamos acojonados porque en una de estas nos calcinan.
Vuelven a llamar al timbre, esta vez es la vecina de enfrente quejándose de los ruidos.
Vecina: Estoy intentando escuchar la discusión del matrimonio del primero A, dejar de hacer ruido que no me entero.
Irene: ¡Vete a la mierda maruja!, a ver si ahora no va a poder una ser asesinada en su propia casa por seres mutantes sin que los vecinos vengan a joder
Vecina: Voy a llamar a la policía
La policía se personifica en el portal pero cuando ve el percal solicita refuerzos. 12 coches de policía, tres furgonetas de antidisturbios, 9 ambulancias, que montan hospitales de campaña donde venden litros de calimocho y bocadillos de entresijos a 6 euros. Minutos más tarde aparece una flota de camiones de bomberos.
Todos llaman a la puerta, Irene abre la puerta y se encuentra con una masa de gente intentando entrar, algo que no entendemos, porque nosotros estamos deseando salir.
Policia1: dejarnos entrar o tiramos la puerta abajo
Irene: la puerta está abierta idiota, pasa y punto.
Hacia dentro de la casa desfilan uno a uno, todos los policías, los bomberos, los sanitarios, la vecina, los mormones, unos ladrones de cobre que pasaban por allí y el cartero.
Irene, Lucas, Vanesa y yo Aprovechando la coyuntura salimos de allí a cuatro patas. Cogemos un taxi y nos vamos al agujero negro espacial de Lucas, donde vivimos de alquiler desde entonces.
No sé qué fue de toda esa gente que se quedó en aquella batalla. Seguro que murieron todos calentitos. No siento lástima por ellos, eso les pasa por cotillas.
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Se me enamora el alma, qué grande! Y qué pena que no estés activa 🙁 te quiero leer hasta que se me salgan las cuencas de los ojos