Los roces del destino
- publicado el 18/02/2010
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»Pero que nunca me falte»
Ella no era despampanante,pero tenía el encanto de dos copas de vino frente a un amor.Sentada en aquella silla horas y horas,era su confesionario de papel.A veces (la mayoría) estudiaba sin parar;en ocasiones intentando evadirse del mundanal ruido que habitualmente oscilaba como un péndulo en el interior de su cabeza,tan bien amueblada que con frecuencia,sentía arrepentimiento de ir por delante y querer hacer siempre lo correcto.Otras veces,por contrario,sólo se sentaba allí para escribir cuatro líneas con renglón desordenado,o para pensar en como comerse la cabeza a base de tonterías una vez más.
Esta vez sentía una presión en el pecho que casi no la dejaba tomar oxígeno.Decidió beber un sorbito de whisky,pero acabó con terminar la botella.Últimamente era su única compañía.De repente,comenzó a escribir.
»Los amigos no duran,la familia se esfuma y la botella esta vacía.No os engañéis,muy a vuestros pesares,y os puedo asegurar que sobretodo al mío,no habrá más compañeros de viaje que vuestra propia conciencia,y la manera de poder controlarla a vuestro albedrío para no querer prescindir de ella.Los amigos que hoy tenéis,tomaran caminos muy diferentes,con la esperanzan de que lleguen otros,distintos,pero semejantes.La familia estará ahí,pero evidentemente,como casi siempre,tendréis más confianza con vosotros mismos que con vuestra propia madre.La botella me ha calmado.Cuando he caído en la cuenta de mi soledad,me abracé a ella y hasta ahora nunca la he soltado.Pero no sé a quien cojones quiero engañar.Naces y vives sólo.
Hoy escribo mis memorias,esas que un día pensé en recitar y por miedo no hice.Me da igual lo que penséis,me da igual el final.
El pecho me arranca el último aliento,vuestras voces ya dejan de gritar,y no oigo ni siquiera el susurro de la vida interior que me ha acompañado hasta ahora,esa que ha escrito todos y cada uno de mis pensamientos.
Mi último consejo es que nunca os falléis,nunca os faltéis a vosotros mismos,nunca oséis implorar un te quiero verdadero a ninguna persona que no sea vuestro subconsciente.Vuestra vida es vuestra,y sólo de vosotros.Cuando nos os quede ni siquiera la conciencia y las ganas de querer volver a oírla,ya no quedará nada.
Me voy para siempre,espero que mi legado se recuerde,o espero morir en soledad como tantos otros,y sólo ser el disgusto momentáneo de aquellos cuantos me conocieron.Os deseo una feliz vida solitaria».
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