Ángel. Capítulo 4 (de 8)
- publicado el 30/10/2008
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Espolio
Un alma desnuda, una cornamenta huesuda, piel desarraigada.
El contraste entre el verde herbáceo y el carmesí sangriento es más que manifiesto. La línea que los separa, metralla de plata. Monteros con buena baza y un galardón en sus buches y casas. Los árboles se desperezan hacia el cielo, rogando en exquisito silencio la salvación de un ánima. El amanecer llora la pérdida de la noche con frescos llantos, regando con rocío el organismo cuyos suspiros han sido usurpados.
Un alma desnuda, una cornamenta huesuda, piel desarraigada.
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Guau, quién se atreviera a cazar después de leer tu poema. No sé muy bien si es por tu estilo breve conciso, o tal vez la manera por la en que has fusionado un gran microrrelato con un bello poema, y que la mezcla resulte tan armoniosa, pero a la vez sentida, incapaz de que te deje indiferente. Me gusta mucho tu estilo, en el de esquirlas de morta igual me has dejado. Y en el del marinero me ha llamado la atención que incluso en prosa, a menudo rimas, y bueno como insaciable curioso que soy he de preguntarte si es a propósito o mera casualidad. Divago un poco por que efectivamente me has dejado sin palabras, resumiendo, me encanta tu estilo, y no solo en poesía, en el relato del marinero el diálogo, todo, con poca descripción has logrado transportarme.
Antes de darte las gracias, permíteme responder a tu pregunta diciendo que, sinceramente, la mayor parte de las rimas son inconscientes. Soy algo barroca y me encantan los adornos en la escritura, así que simplemente suelo dejarme llevar y plasmar mis ideas tal cual. Esto puede resultar muchas veces un problema, ya que hay gente que se pierde entre tanta adjetivación y florituras y se declina más por el lenguaje y los textos sencillos. Por esta razón, son tan de agradecer tu comentario y tus halagos: cosas como estas son las que animan a seguir escribiendo y a ser fiel a uno mismo.