Ángeles
- publicado el 18/12/2013
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Azazel
Despertó y acarició sus alas. Observó su cuerpo asexuado y respiro hondo el aire que no le hacía falta. Recordó que pudo morir en aquel sueño, cuando la intolerable mortalidad lo había saludado con un sabor a sangre en la boca y con la crueldad de la gravedad. Pudo sentirse vivo al percibir la muerte, al sentir su agonizante y ardiente sangre recorrerle el cuerpo, al calor robándole la energía, a la luz apagando sus pupilas. Recordó su aroma, el aroma de la humanidad… Despertó, acarició sus alas y se las arrancó con violencia antes de precipitarse al vacío.
Me encanta Soraya.
Un saludo.
Que alegría que te guste! :D