Hologramas flotaban a lo largo de la mesa rectangular de vidrio. Estaba sentado en el medio  con 22 personas repartidas a mi derecha e izquierda. Estábamos entrando en el séptimo año de que el virus comenzó a destruirnos.

Los hologramas mostraban mi cuerpo y los especialistas decidían cómo me iban a matar para luego producir la cura. Me decían que gran héroe era, que Dios me eligió, bla bla. Atrás mío había una gran ventana de vidrio donde los coches volaban entre los rascacielos y me pareció verla. Hubiese sido lindo verla una vez más.

-Está listo Numero 4587?

-Sí.

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• Una vez mas - 20/01/2014