Medalla de oro
- publicado el 03/02/2014
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El asfalto se derritió y los corredores de maratón quedaron pegados en él. El ganador llegó a la meta pisando cadáveres.
Médium inoportuna
Dejó un casquillo de bala sobre la lápida de su esposa, junto al jarrón con flores secas.
—Ya está, cariño —dijo a la foto de la tumba—. Tu hermana no volverá a usar la güija para averiguar quién te mató.
Buscando mi Torre Oscura particular.
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Me pierden.
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Me he perdido. Estoy perdido y condenado. Maldita sea. No hay luz. Eso es irónico. Hace horas que lo pienso. Hay humedad. Llevo días aquí. P[...]
La fuente de la eterna juventud
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Su último recuerdo antes de despertar en aquella sala de interrogatorio fue contemplar sus manos ensangrentadas a consecuencia de la fuerte [...]
Esclavo de la luna
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Un inquietante susurro, la brisa glacial... El lugar más estremecedor jamás soñado. De nuevo me encuentro entre mi propia locura y la de mis[...]