Oh tú mi amor! que montas el viento
en el largo viaje de un gemido
y lo azuzas tintineando los tobillos
al delirio de seguir el movimiento,
para luego exhausta, ya el aire quieto,
-sin voces, ni susurros, ya vencido-
te hundes a sus lenguas que han sabido
del goce, rozando tus secretos.
Oh tú mi amor! curvada en el fluido
de los bríos, como arco al fuego tenso.
deliras placentera - con lo intenso-
un idioma indescifrable, sin sentido.
Yo te oigo y voy por tu universo
como un ciego hasta la luz del estallido.
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