Resaca
- publicado el 11/01/2014
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La casa de Buckingham Road.
Meneando la cabeza en señal de desaprobación, cerraba la puerta de la casa de Buckingham Road, Charles Bonifacio, uno de los mejores agentes de bienes raíces de la zona; despidiendo con la mano en alto a los clientes a los cuales acababa de ofrecer la hermosa residencia.
Hacía cuatro años que su empresa poseía esta propiedad para la venta, la renta, la permuta, lo que fuese con tal de que los dueños sacaran algún provecho de la mala fortuna de poseer una casa a la cual, algún ignorante o chistoso le había asignado la fama de “embrujada”.
Era una casa bella, estilo agreste, con una terraza amplia que desembocaba en un arbolado jardín, las ventanas amplias hacían de la sala un lugar muy iluminado, perfecto para plantas de interior y frescos muebles de mimbre.
A pesar de la hermosura de la residencia y del vecindario campestre, era difícil cerrar algún trato debido a los rumores de encantamiento, fantasmas y demás actividades paranormales que se le atribuían.
Charles subió a su auto un tanto resignado y volvió la mirada una vez más hacia la casa, desde la ventana del piso superior, “alguien” lo observaba; sobresaltado, frenó abruptamente su automóvil para poder ver mejor, una sombra se movía dentro de la habitación, iba desde un cuarto al otro asomándose por las ventanas. La sangre se le heló en las venas en el instante mismo en el que volvía a ver la sombra.
Quiso bajar del auto pero el miedo lo ahogaba invadiendo sus sentidos. La casa parecía temblar cuando escuchó un hondo rugido, una especie de bramido lúgubre y sostenido, que le hizo estremecer.
Reanudó la marcha presuroso mientras se decía a si mismo que los fantasmas no existen, que la gente inventa muchas cosas.
Acabarán dañando mi negocio y mi reputación infamemente_ pensó, mientras se alejaba agitado por la soleada y solitaria calle.
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Bien lo suyo, si llegás a concretar, avisá. Saludos.