Bendito (I)

Canto de un ensueño
como nunca antes,
como si las sorpresas
de verdad fueran y sucedieran.

¡Ahí estabas!
En el extremo
de este cuerpo angustiado,
en la cima del absurdo
oculto en el otro mundo.

Carnaval del que nunca
nunca te olvidas,
paraíso en el que jamás
te angustias
y sólo disfrutas.

Placer abundante,
tupido de pies a cabeza,
suculento, exquisito.

Rebosante de gestos,
de intentos,
de confianzas,
de muchas palabras.

A dónde nos vamos
después de esta noche,
luego de encontrarnos,
tirarnos y correr.

Bendito diluvio
que me ahogas
y me avientas,
que me cubres
y me disculpas.
¿Cuántas más?

Una más.
Tres más.

¡Y todas las demás!

Todas entre tus manos
escondidos del tiempo,
huyendo, contando
probando y tocando.

Eglón Mendoza

2015

«Amantes Testarudos & Por Siempre un ¡Te Amor!»

Edgar Eglon

Así, con unas ganas de escribir es que me encuentro la mayor parte del tiempo. Pero la duda a veces es -¿cómo generar un espacio en el cual hacerlo? Bueno, mientras lo termino de cachar, continuo dejando palabras dispersas, otras -más o menos- acomodadas, y sin principio ni fin.

Me aventuro a compartir el gusto con otros pares. Ansiosos, contradictorios, exploradores. De aquellos que nos subimos a la duela a vivir un poco de ficción y nos enamoramos del vértigo, la palabra dicha, el pensamiento compartido y la convención escénica.

De esos que a veces nos vamos a confundir algún lugar recóndito.

- ¡Que sean muchos y suficientes! ¡Que los malos se vayan pronto de mi Tierra! - son cosas en las que pienso continuamente.

e. E.

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