Evocando a Caín (y 17)

EPÍLOGO

 

PAT GARRETT

 

Si esperaba ganar fama con la muerte de Billy el Niño le salió el tiro por la culata. Desde el primer momento fue despreciado por aquella muerte y tildado de asesino en todo el Territorio de Nuevo México, siendo derrotado todas las veces que se presentó a la elección de sheriff.

Tampoco cobró la recompensa inicialmente. La oferta exigía una comprobación del cuerpo y él no la tenía, tan sólo un manuscrito en español dictado por él mismo y que supuestamente había hecho firmar a diversos residentes de Fort Sumner, alguno de ellos amigos de Billy, para dar mayor credibilidad al escrito. Pero salvo los pocos implicados en la trama nadie había visto el cuerpo.

Cuando un delincuente afamado era abatido, su cadáver, dentro de un ataúd sin tapa, era expuesto en la calle hasta que se le enterraba, para que todos lo vieran; tal era la costumbre. Incluso si se podía se hacían fotografías. Con el muerto de Fort Sumner no se hizo, nadie lo vio, no se fotografió.

No había pruebas que demostraran que había fallecido, ni siquiera estaba registrado en el libro de Defunciones. Por tanto, no pagarían la recompensa prometida. Aquel papel firmado no era suficiente.

Recorrió todos los ranchos de alrededor y éstos sí le dieron dinero por haber matado a Kid. Para la recompensa de Wallace, en contra, tuvo que esperar meses y que se creara una comisión, la cual, ante la falta de noticias de Billy el Niño, aceptó finalmente que sí había muerto y le pagaron.

Pero el desprecio y los desplantes persistieron. Quizá en el Este las mentiras vertidas en los periódicos sobre Billy lo hubieran convertido en un héroe, pero aquí, quienes lo conocieron, sabían cómo era realmente Billy el Niño y no disminuyó la aversión que sentían por quien lo había asesinado cobardemente a traición.

Para limpiar su nombre escribió un año más tarde del crimen, su versión de los hechos, en lo que falsamente tituló «La auténtica vida de Billy el Niño», porque de auténtica tenía poco. Envejeció al muchacho lo suficiente para convertirlo en mayor de edad y aunque refutó embustes que ya corrían por ahí, mantuvo o añadió otros. Haciéndose pasar como amigo de Billy y presentándolo con cierta benevolencia convertía al chico en un ser inmoral que disparaba sin preguntar en sí que le torcían la oreja; un carácter explosivo, un diablo con cara de ángel, para que él, pobrecito, se viera obligado a detener sus fechorías. Y esta obra llena de engaños, falsedades y falacias es la base sobre la que se ha escrito la leyenda y la historia oficial de Billy el Niño.

Mas si buscaba hacerse popular con ella no lo consiguió, porque quienes conocieron a ambos continuaron despreciándole. Si quería pasar a la Historia, pasó, pero como el hombre que mató a Billy el Niño, cuya fama cada vez lo anulaba más. Ya sólo faltó que su libro alimentó la imaginación de diversos escritores que siguieron llenando las novelas baratas de 10 centavos con las hazañas del muchacho. En fin, que si quería la gloria fue Billy quien alcanzó la inmortalidad de la leyenda, mientras él sólo era quien lo mató.

Que siguió siendo despreciado lo demuestra el hecho que no volvieron a elegirle como sheriff. Fracasó en la reelección de 1882, fracasó en la Silver City del mismo año. En 1884 perdió la elección para el Senado Estatal de Nuevo México. Al final se vio obligado a emigrar a Texas.

En 1901 Theodore Roosevelt, amigo personal de Garrett, lo nombró responsable de aduanas de El Paso (Texas), pero no fue reelegido para el cargo por su relación con tahúres. Finalmente fue asesinado en 1908 en oscuras circunstancias. Durante 100 años nadie supo quién fue; se decía que había sido Jesse Evans, para vengar a su amigo; otros, que el propio Billy para ajustar cuentas. No fue hasta 2016, que se encontró un documento de la investigación efectuada en 1908, con el nombre del supuesto asesino, un tal Wayne Brazel, el cual, por falta de pruebas, había quedado libre.

 

 

BILLY BARLOW

 

Quince días más tarde de haber sido herido llegó con Isadora a Las Vegas (Nuevo México). Barlow se hacía llamar ahora John Miller.

Ambos se casaron el 8 de agosto en una rápida ceremonia. Testigos del hecho informaron que Miller llevaba una pistola en la cadera y parecía débil por una herida de bala relativamente nueva, fácilmente visible a través de su camisa. Poco después el matrimonio abandonaba la población en dirección oeste.

Durante toda su vida Isadora creyó que Miller era el verdadero Billy. John nunca se lo desmintió. Aquel engaño les había unido y el joven no quería correr el riesgo de perderla si decía la verdad.

Miller nunca dijo a nadie claramente que fuera Kid. Según testimonios sólo lo dijo a unos pocos muy íntimos o cuando estaba borracho, desmintiéndolo al estar sereno. Sin embargo, cuando hablaba de las aventuras del Niño o de la Guerra del condado de Lincoln, que el propio Kid le había narrado, lo hacía con tal énfasis que muchos terminaron creyendo que era el famoso forajido.

En un estudio de investigación en 2005 efectuado por Steve Sederwall, con intención de reunir pruebas que determinaran si John Miller fue en realidad Billy el Niño, se exhumó su cadáver por parte de un antropólogo forense. Entre diversos hallazgos descubrieron que en la escápula derecha había un agujero de bala, el cual había sanado posteriormente.

 

 

BILLY EL NIÑO

 

¿Qué fue de Billy?

Simplemente desapareció.

Durante años alguno comentaba haberlo visto. La señora J. H. Wood, de Siete Ríos, afirmó haberle servido de cenar el 17 de julio de 1881 (tres días después de su supuesta muerte). En otra ocasión dijeron que lo habían detenido en Texas, pero al comprobar, en la documentación, que William Bonney rezaba como muerto creyeron que se habían equivocado y lo dejaron en libertad. Manuel Taylor, un amigo de su infancia en Silver City, afirmó que se había encontrado con él en una corrida de toros en Guadalajara (México) en 1914. Su amigo Yginio Salazar decía (según su nieto, dicen algunos) que había recibido cartas suyas fechadas tiempo después de su supuesta muerte. Un antiguo agente de la Ley, Henry Anthony, en 1945, le dio el alto en Hico (Texas) según dejó constancia su nieto, testigo del hecho. El antiguo agente paseaba con su hijo y nietos por la calle cuando vio acercarse a otro señor mayor. Al reconocerlo como Billy el Niño sacó el arma, que acostumbraba a llevar desde sus tiempos de policía.

-¡Date preso, Bonney! –gritó.

Su hijo, temiendo una tragedia, le arrebató la pistola y durante el forcejeo el otro anciano aprovechó para escapar.

Hasta el día de su muerte, Henry Anthony estuvo convencido de que aquel hombre era Billy el Niño.

Sin embargo, su nombre no volvió a sonar con fuerza hasta 1948. Ese año, un joven abogado, William V. Morrison, tuvo que llevar un caso de herencia ante la pretensión de un tal Joe Hines. Morrison le dijo que no podía heredar; el único familiar del fallecido era Jesse Evans y éste había desaparecido hacía casi 70 años.

-Yo soy Jesse Evans –respondió Hines.

Tras una serie de investigaciones quedó demostrado que efectivamente era Evans.

Con el descubrimiento se creó cierta relación entre el abogado y Jesse, quien habló en varias ocasiones de la Guerra del condado de Lincoln y que, aparte de él, aún quedaban vivos dos más: Jim McDaniels y Billy el Niño.

Morrison se quedó de piedra. Pero si lo había matado Pat Garrett. Jesse Evans lo negó. Garrett había matado a un inocente. Billy vivía y le dio su dirección.

Consiguió entrevistarse con él. Ahora se le conocía como Ollie L. Brushy Bill Roberts. Al principio el supuesto Billy lo negó, pero terminó reconociendo que era Kid. Morrison le preguntó por qué no se daba a conocer y la respuesta de Brushy fue que sólo lo haría si se le concedía el perdón que le prometió el Gobernador Lew Wallace. Morrison le prometió que si le demostraba que sí era Billy el Niño haría lo posible para conseguir el perdón.

Cuando tras diversas entrevistas e investigaciones quedó convencido solicitó una entrevista privada con el Gobernador de Nuevo México, Thomas J. Mabry. Sólo iban a estar los tres. Pero el Gobernador faltó a su palabra. Cuando llegaron se encontraron el despacho plagado de periodistas y con los descendientes del sheriff Brady y de Pat Garrett. Un circo, vamos.

Brushy se puso tan nervioso que sufrió un colapso. En otra habitación, a puerta cerrada, fue atendido por un médico estando presente el Gobernador.

Cuando salió, lo suficientemente repuesto, Brushy no respondió correctamente a ninguna pregunta e incluso se contradijo a sí mismo en algún momento.

El Gobernador Mabry negó que aquel hombre fuera Billy el Niño.

Los detractores de Brushy se apoyan en esta entrevista para continuar negándolo.

Sus partidarios dan dos posibles explicaciones: O bien sufrió un ictus transitorio, que mermó su capacidad cognitiva. O bien el Gobernador Mabry, en aquella habitación, le informó que el perdón de Wallace sólo cubría sus actos durante la Guerra del condado de Lincoln, no lo que hizo después. Eso significaba que, de ser Billy el Niño, tendría que detenerlo por los dos agentes muertos en su última fuga.

Si Brushy Bill era realmente Bonney comprendió que la única manera de seguir libre era haciendo creer que era un impostor. De esta forma falló todas las respuestas deliberadamente.

¿Era el Niño?

Según Brushy Bill, Ollie L. Roberts era una persona real, un pariente lejano, que falleció en Territorio Indio, con lo cual no había partida de Defunción, cuya identidad suplantó.

Casi todos los de la familia Roberts afirmaron que Ollie L. Roberts y Brushy Bill eran dos personas distintas, con lo que la posibilidad de que fuera Billy el Niño quedaba abierta. Pero uno solo dijo que sí eran el mismo (confundiendo Ollie L. Roberts con Ollie P. Roberts), con lo cual no podía ser Kid.

Los detractores de Brushy se basan en este único familiar para negar que sea Billy, olvidándose de todos los demás parientes.

También, detractores y partidarios, han seguido la genealogía de Ollie. Pero al ser una persona real siempre terminan de la misma manera: dando vueltas en un callejón sin salida. Si de verdad era Billy el Niño demostró gran inteligencia suplantando a una identidad real y no inventándose una personalidad nueva, porque todos los documentos existentes son de dicha persona, no hay una aparición brusca de antes y después como sí ocurriría de habérsela inventado.

Quizá no se sepa nunca la verdad, porque el único que podía clarificarlo, el propio Brushy Bill, falleció de infarto de miocardio al mes escaso de la entrevista con el Gobernador el 27 de diciembre de 1950.

Cinco años más tarde, en 1955, el historiador C. L. Sonnichsen, con los datos que le proporcionó Morrison publicó un libro titulado «Alias Billy el Niño», en donde se identificaba a Brushy con Billy.

Después todo cayó en el olvido hasta los años 90 del siglo XX, en el que un largometraje, «Young guns II» (en España: «Intrépidos forajidos») partía de la premisa de que ambos eran la misma persona.

Desde entonces se han incrementado las investigaciones a favor y en contra. Pero independientemente de quién tenga razón hay una serie de puntos que deben tenerse en cuenta:

 

1.- Los tres agentes implicados en la supuesta muerte de Billy el Niño dieron 7 versiones diferentes de lo ocurrido.

Pat Garrett dio dos versiones. La del libro que escribió dice que Billy entró en la habitación preguntando en español, ¿quién es? Al notar la presencia de alguien retrocedió hacia la pared gritando, ¿quién es?, ¿quién es? Aunque no lo dice expresamente, Garrett da a entender que está asustado o en pánico (¿para qué gritar, si no?), algo insólito en Billy. Y entonces, sin responder y al amparo de la oscuridad, Pat Garrett disparó alcanzándole en el corazón. En cambio, en otra ocasión dio una versión distinta; dijo que disparó por la ventana cuando todavía estaba en el patio.

John Poe en el libro que escribió sobre el tema dice que Billy el Niño lo vio a él y a McKinney, y que preguntó en español dos veces ¿quiénes son? A la segunda uno de ellos respondió en inglés, amigos. O no los oyó o no entendió la respuesta, porque retrocediendo de espaldas hacia la puerta del dormitorio de Maxwell sin perderles de vista, preguntó otra vez en español, Pete, ¿quiénes son esta gente de fuera? Entonces Garrett le disparó. Por la descripción del hecho, Pat Garrett lo mató por la espalda. Sin embargo, Poe dio de palabra a un familiar otra versión. En esta Garrett mataba al hombre equivocado.

Thomas McKinney dio tres versiones distintas, pero en dos de ellas coincide en un mismo punto: mataron a otra persona.

 

2.- Pete Maxwell dijo a un ranchero amigo suyo, años después, que en realidad habían matado a un mexicano, no a Billy, pero le hizo prometer que no daría a conocer esto hasta que él hubiera muerto. El ranchero se llamaba Bundy (Bud) Avants. Este dato aparece en la obra de W. C. Jameson, «Pat Garrett, el hombre detrás de la insignia».

 

3.- Los otros testigos del 14 de julio de 1881 dieron versiones contradictorias e incluso desdiciéndose cada vez que hablaban del tema. Por ejemplo, Deluvina Maxwell dijo que vio el cadáver el mismo día y en otra declaración que fue al día siguiente cuando se enteró, pero sin ver al difunto. Por su parte, Francisco (Frank) Lobato dijo en una ocasión que no estaba en Fort Sumner aquella noche, y en otra, que sí.

Quien nunca cambió su declaración fue John Graham (alias John Collins) que, siempre aseguró que el hombre al que él ayudó a enterrar no era Billy el Niño.

 

En conclusión, que tres agentes de la Ley, que estuvieron presentes, den siete versiones distintas de lo ocurrido hace pensar que ocurrió algo turbio. Si a esto añadimos las declaraciones contradictorias de los testigos, se llega a la conclusión que hay algo que ocultar sobre lo acaecido.

Una cosa sí es cierta: la descripción del periodista de diciembre de 1880 y la del periodista de julio de 1881 son de dos personas distintas. Si Billy el Niño es el preso de 1880, entonces no es el muerto de 1881; en siete meses a un muchacho que todavía no se afeita no le crece la barba.

¿Y si sobrevivió era Ollie L. Brushy Bill Roberts? Posiblemente nunca se pueda asegurar y aún menos demostrar. No se puede hablar de certezas sino de probabilidades, y hasta el momento de escribir estas líneas, la probabilidad de que sí lo fuera aumenta con cada nuevo descubrimiento.

Severo Gallegos, que lo conoció antes de la supuesta muerte estaba convencido de que sí lo era y así lo expresó en su declaración jurada:

 

Este declarante además afirma que hizo muchas visitas para ver a Billy el Niño en la cárcel de Lincoln. Que llevó bayas a la cárcel para que Billy las comiera. Que vio a Billy escapar de la cárcel en abril de 1881. Que nunca vio a Billy el Niño nuevamente hasta el primer día de abril de 1950. Después de hablar con Billy durante varias horas el primero de abril, este declarante sabe por conversación y mirándolo, que Billy el Niño era la misma persona que O. L. Roberts, que visitó aquí en Ruidoso.

Este declarante además afirma que nunca creyó que Billy el Niño fuera asesinado por el sheriff Pat Garrett. Que oyó de vez en cuando a lo largo de los años que Billy el Niño todavía estaba vivo. Este testificante además declara que O. L. Roberts tiene los mismos ojos azul – grisáceos, con manchas marrones en ellos. Que su nariz es recta, con pómulos altos, orejas grandes, pies pequeños y manos con muñecas grandes, y se mantiene en pie tan erguido como los días del condado de Lincoln. Que todavía es rápido al desenfundar. Que habla y se ríe de la misma manera, y tiene el mismo aspecto en muchos aspectos. Que ahora no tiene dientes, y su pelo es casi gris con algunos mechones oscuros.

Este testificante además declara que cree firmemente que Billy el Niño y O. L. Roberts son una y la misma persona.

 

 

NOTAS

 

Posiblemente nunca habría escrito esta novela si no me hubiera picado la curiosidad el día que leí la teoría que sostienen algunos de que Billy el Niño sobrevivió y que había dos personas que aseguraban ser él.

No suelo ser alguien que crea de buenas a primeras todo lo que leo, pero como digo, me picó la curiosidad, porque desde la primera vez que leí la vida de Billy el Niño, en la novela de Ramón J. Sender («El bandido adolescente») siempre me pareció que su muerte no tenía sentido si tenemos en cuenta la forma de ser del Niño; aparte que vi clara la cobardía de Pat Garrett. Pero por estúpida que me pareciera su muerte, ahí estaba. Así que, aunque la teoría de que fuera Brushy Bill o John Miller, era sugestiva, primero tenía que convencerme de que sobrevivió a la noche del 14 de julio de 1881.

Consulté varios libros procurando no fijarme en las conclusiones de los autores sino en los datos que proporcionaban, por la sencilla razón de que, ante un mismo hecho, las conclusiones cambiaban según las creencias del autor y yo quería sacar las mías propias sin ser influido por ellos. Finalmente quedé convencido de que Billy el Niño no murió aquella noche.

Han sido diversas las bibliografías que he utilizado, si bien me he basado en unas pocas, clásicas y modernas. De las clásicas, las que más he utilizado han sido la de Miguel Antonio Otero (que me confirmó la cobardía de Garrett) y la del Dr. Henry F. Hoyt. La biografía que escribió Pat Garrett la he utilizado bastante menos, puesto que me pareció más un panfleto de autobombo que algo serio. De las modernas, he utilizado los trabajos de Frederick Nolan y de Steve Sederwall (cuyos estudios criminalísticos aparecen en el libro «Cold Case: Billy the Kid» de W. C. Jameson), así como el testimonio de Brushy Bill Roberts.

Interesante y muy consultada ha sido la página Web «Brushy Bill – Billy the Kid Message Board»

 

http://brushybill.proboards.com/

 

En la que hay grandes aportaciones de datos en los debates entre los partidarios de la historia oficial y los defensores de Brushy Bill. En esta Web es donde he hallado las distintas versiones que sobre el tiroteo dieron Poe, Garrett y McKinney.

También en ella encontré el nombre de la novia que tuvo Billy el Niño en San Patricio. Un dato que, de confirmarse, orientaría hacia la autenticidad de que Brushy Bill y Billy el Niño eran la misma persona.

Según esta Web existe una carta del 14 de septiembre de 1990 de Jim Tully de Ruidoso Downs, Nuevo México, al juez Bob Hefner de Hico, Texas; en la cual Tully informaba de una conversación que tuvo con Josephine Randolf Sanches, nieta de Frank Randolf que vivía en San Patricio cuando Billy el Niño vivía también allí. Parece ser que cuando Brushy Bill y Morrison fueron a entrevistarse con Severo Gallegos, éste no estaba en casa en aquel momento. Mientras esperaban en la calle, Josephine, que era vecina de Gallegos, vio la oportunidad de comprobar por ella misma si Brushy Bill era quien decía ser o era un farsante. Le preguntó en español quien fue su amor en San Patricio. Brushy, sin dudarlo, respondió también en español que una hija de Sedillo, del otro lado del río. La respuesta fue correcta, porque fue lo que le había contado su abuelo a Josephine.

Los detractores de Brushy Bill siempre han sostenido que sus conocimientos sobre la vida de Billy el Niño, si coincidían con lo que se sabía, los debía a sus lecturas de los libros que se habían publicado; y si no coincidían era porque no era el Niño, sin tener en cuenta que, quizá no coincidían porque los datos bibliográficos eran erróneos. Sin embargo, el dato de Josephine Randolf Sanches no era conocido por nadie, ¿cómo podía saberlo Brushy si era un impostor? No estaba escrito en ningún sitio.

En la Web se desarrolló una campaña a fin de confirmar el dato. Finalmente, un descendiente actual de Sedillo dio a conocer el nombre de la muchacha en cuestión, Angelita, y dijo que, según la historia familiar, Billy el Niño estuvo saliendo un tiempo con ella, pero que el padre no estuvo de acuerdo con la relación y concertó la boda de Angelita con otro.

La otra página Web consultada, poseedora de abundantes datos, ha sido: «Billy the Kid: Outlaw Legend»

 

http://www.angelfire.com/mi2/billythekid/

 

No obstante, EVOCANDO A CAÍN es una novela, no un tratado histórico, lo cual quiere decir que me he tomado ciertas licencias:

 

El capítulo referente a la epidemia de viruela es ficticio, aunque hay datos reales en él. Así por ejemplo dicha epidemia existió aquel año y diezmó a los apaches, y las calles que se citan también son reales, existiendo todavía con dicho nombre a finales del siglo XX. Pero el capítulo en sí no lo es; lo escribí para justificar el regreso al fuerte de Billy el Niño tras haber huido. Me llamó la atención que lo hiciera, y puesto que la explicación que daba Frederick Nolan no me convencía imaginé otra.

Otro punto a destacar es cuando Billy el Niño y Pat Garrett se conocieron. Leyendo la biografía de Miguel Antonio Otero, había un párrafo sobre dicho episodio. El fulano en cuestión se parecía tanto a los datos que yo tenía de Pat Garrett que creí que era él. Cuál fue mi sorpresa cuando Otero le da otro nombre. Y entonces me surgió la duda. ¿Era otra persona o era Pat Garrett y Otero había falsificado su nombre? Puesto que me era imposible averiguarlo y dado que lo que escribía era una novela me tomé la licencia de considerar que sí era Pat Garrett. Como digo, se correspondía casi al cien por cien con los datos que tenía yo del sheriff.

El episodio en que libera a Melquíades Segura, ubicándolo en la Guerra de la Sal de San Elizario, es una conjetura. Al recopilar los datos situándolos cronológicamente, me di cuenta que  las fechas eran muy cercanas. De ahí mi creencia que realmente la liberación fue un episodio de dicha guerra, puesto que al parecer había también bastantes agentes de la Ley, lo suficientes como para que no se conocieran todos y Billy el Niño los engañara haciéndose pasar por uno. ¿Por qué tenían que haber tantos rangers si no estaba pasando nada grave? Pero, como digo, es una suposición.

Que Carlyle y Sombrero Jack sean la misma persona es otra suposición. En la biografía escrita por Miguel Antonio Otero, Frank Coe dice que le preguntó a Billy el Niño por qué había matado a Carlyle. La respuesta que recibió es que tenía una vieja cuenta pendiente con él desde Silver City. En la bibliografía no he hallado referencias de Carlyle en Silver City, de ahí que suponga en la novela, que era el propio Sombrero Jack.

Tradicionalmente se suele presentar a Saval Gutiérrez como el esposo de Celsa. Sin embargo, Brushy Bill dijo que eran hermanos. He tomado el dato de Brushy como el real por la sencilla razón de que, en una entrevista, Paulita Maxwell dio una relación de las jóvenes solteras de Fort Sumner en los tiempos en que Billy el Niño frecuentaba la población; en la misma nombró a Celsa Gutiérrez.

La forma en cómo se conocieron Paulita Maxwell y Billy el Niño está basada en el testimonio de Paulita.

 

 

 

BIBLIOGRAFÍA PRINCIPALMENTE EMPLEADA

 

 

Miguel Antonio Otero Jr., “The Real Billy the Kid”

Dr. Henry F. Hoyt, “A frontier Doctor”

Pat Garrett, “The Authentic Life of Billy the Kid”

Frederick Nolan, “The West of Billy the Kid”

W.C. Jameson, “Cold Case: Billy the Kid: Investigating History’s Mysteries”

W.C. Jameson, “Billy the Kid The Lost Interviews”

Daniel A. Edwards, “Billy the Kid An Autobiography”

 

 

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