Plan Maestro (Parte3)

Tercera entrega del prólogo de Plan Maestro.

———

Prólogo – Adiós.

3.

 

Sacó torpemente el teléfono móvil de su bolsillo, tanto, que su amigo llegó a pensar que lo hacia a posta. Contestó con
desgana, tapándose con un dedo la otra oreja.
-Toma, es Ruth -dijo Julio al rato de contestar, ofreciendo el teléfono móvil. Gabriel se quedó por un momento
muy confuso, ¿Por qué su chica habría llamado Julio en vez de a él directamente? Enseguida cayó en la cuenta que se
había dejado su teléfono en casa para evitar llamadas de sus padres preguntando las notas. Así pues, Ruth se vio obligada
a llamar al sujeto mas cercano a su novio: Julio.
Alargando la mano, Gabriel agarró el teléfono y agachó la cabeza buscando una mejor audición.
-¿Dónde estas? -La voz de su novia se oía muy lejana, pero él ya sabía perfectamente lo que estaba preguntándole.
Desde hace unos meses los “¡Hola!” habían dado paso a la frase “¿Dónde estas?”.
-Estoy en un bar, celebrando con Julio su ascenso -tuvo que gritar para que su chica le oyera.
-Entonces… -Ruth se quedó suspensiva.
-¿Entonces qué?
-Nada, déjalo -Gabriel conocía bastante bien el significado de esta frase. Se traducía en algo así como “estoy muy
cabreada y necesito tu entera atención”.
-¿Me llamas para decirme “nada”? Venga cariño, ¿Qué pasa? ¿Has vuelto de la uni? -estaba en territorio peligroso,
sabía que debía ser cariñoso o desencadenaría otra estúpida pelea.
-Si, y Ester aún no ha venido a por mi y estoy en la parada de autobuses esperándola muerta de frío.
-Vale pues no te muevas, voy a por ti -esta noche casi con seguridad habría pelea. Cuando Ruth se cabrea lo hace
cono todo ser vivo en la tierra, incluido su novio.
-Te dije que te mandaría un mensaje cuando llegara, es más, te he estado llamando como una loca y no me lo cogías.
Me ha salido siete veces tu contestador, la factura de este mes me la vas a pagar tú -la discusión estaba servida, e
iría en aumento en cuanto se vieran.
-Lo siento dejé el móvil en casa sin querer -Gabriel se vio forzado a mentir a Ruth. Si su chica se enteraba de los
verdaderos motivos, se enteraría también de sus notas, y Gabriel no sabía que era peor, si la ira de sus padres o la de
Ruth. Aveces no entendía porque su novia se cabreaba tanto cuando le iban mal los exámenes. Ahora tenía otro nuevo
temor rondándole la cabeza. Si ya tenía bastante con la bronca que esperaba de sus padres ahora tenía que sumar la de
su novia, y aún más terrible le resultaba imaginarse ambas broncas al mismo tiempo. Ver a su novia compinchada con su
madre es algo que a Gabriel jamás le ha gustado. Su madre siempre intenta inculcar valores ultra-feministas a su chica,
donde Gabriel siempre quedaba abajo, sin contar la cantidad de defectos que podían sacarle las dos juntas.
-Excusas, siempre me tienes preparada una excusa.
Julio miró a su amigo y entendió, pese a su borrachera, que no andaba muy bien con su pareja, así que intentó animarle.
Hizo varias payasadas con los ojos e intentando imitar a Ruth echando un sermón, pero Gabriel giró la cabeza ignorando
a su amigo por completo y dejándole de lado en la escena. Estaba demasiado borracho para echarle en cara lo gilipollas
que era.
-Mira, salgo para allá enseguida, no te muevas -finalizó la conversación Gabriel. Lo siguiente que dijo lo arrancó
de su garganta, forzando a las palabras a salir por su boca, y más con Julio delante -, te quiero.

Al colgar Julio golpeaba la mesa repetidas veces indicando que le devolviera el teléfono, mientras con la otra bebía de su
pinta.
-Tío -dijo Gabriel dirigiéndose a su amigo -déjame las llaves de tu moto.
-No puedo -dijo Julio dejando la pinta sobre la mesa y mirando fijamente a su amigo -vas demasiado borracho, no
quiero ser responsable de tu muerte, siendo tan joven como eres.
-Macho déjate de tonterías de una puta vez -a Gabriel se le empezaba a agotar la paciencia, más aún sabiendo
que cuando viera a Ruth le esperaba un pelea que duraría toda la noche y parte de mañana -de lo que vas a ser responsable
es de que mi chica me deje -hizo una pausa para ponerse en pie -y lo va a conseguir sino me dejas tu moto para ir a
recogerla a la estación de autobuses.
-Estas muy alterado relájate primero, macho -Julio empezó a rebuscar en el bolsillo trasero de sus vaqueros -tómate
una tila o algo tío, en serio, yo te invito.

Víctor Manuel Sala.

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