Tanteó la mesita de noche pero no halló lo que buscaba. En su búsqueda hizo caer su iPod, que al chocar contra el suelo produjo un sonido familiar para Samuel; no era la primera vez que el aparato se estrellaba por culpa de su torpeza. Pestañeó varias veces tratando de abrir los ojos para poder buscar mejor, pero aún así no tuvo suerte. Había muy poca luz en la habitación, aún habiendo pasado ya el medio día, la persiana estaban bajada y la poca luz que se filtraba no era suficiente para sus ojos miopes. Los despertares nunca fueron lo suyo.

Se levantó con rapidez, provocando una ceguera temporal seguida de un leve mareo que no le detuvo para ponerse en pie. Anduvo varios pasos hasta tropezar con una bolsa de deporte que lo desequilibró por completo. El choque junto con el mareo y la ceguera, que ya se iba disipando, lo desorientaron por completo provocando que su cadera chocara con la silla de ruedas de su escritorio que salió despedida hasta topar con el armario. Por otro lado, él, sin saber bien lo que estaba sucediendo, dio con su espalda en la puerta de la habitación. Quedó inmóvil unos segundos, desconcertado por el ruido de los golpes y tratando de volver al mundo real, observando la bolsa de deporte culpable de tanto alboroto. Aunque  sabía que le dio uso para ir al gimnasio, no recordaba que estuviera allí la noche anterior. Pero en cambio allí se encontraba observándole orgullosa de hacerse notar, castigándole quizás por ser tan descuidado.

Víctor Manuel Sala.

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