-¡Cuánto tiempo sin vernos amigo mío!

El hombre no aparentaba más de veinticinco años, iba muy bien vestido con un traje a rayas negras y grises, el pelo oscuro engominado hacía atrás. El despacho estaba iluminado en exceso, espacioso y lleno de cuadros y esculturas. Tras el gran escritorio de madera había una cristalera por el cual la ciudad se perdía en el horizonte. 

El otro sujeto de unos treinta cinco años, irrumpió de mal humor en la estancia. Vestía una chaqueta de pana marrón con unos vaqueros rotos. Cruzó la sala directo al sujeto trajeado.

-¿Dónde está Coral? -dijo el hombre de la chaqueta de pana asestando un puñetazo en la cara al joven trajeado.

El joven cayó de bruces en el escritorio. Escupió sangre sobre los documentos que se hallaban ordenados.

-¡Siéntate y no hables hasta nueva orden! -dijo mirando a los ojos de su agresor.

Acto seguido, el hombre de la chaqueta de pana, hizo lo ordenado y se sentó sin decir nada más.

-¿Qué manera es esa de saludar a un viejo amigo? -continuó el joven.

-¡Deja tus putos trucos mentales y lucha como un hombre! -espetó el hombre de la chaqueta de pana, sin moverse de la silla frente al escritorio.

-¿¡Crees qué puedes irrumpir así en mis hoteles y agredirme!? -dijo enfurecido el joven trajeado.

-¿Dónde está Coral? -insistió el hombre de la chaqueta de pana.

-¿Aún sigues protegiendo a esa niña? Pensaba que odiabas a los mortales.

-¿Dónde está Coral?

-Yo no tengo a la niña -respondió el joven trajeado.

-No me hacen falta tus poderes mentales para saber que mientes.

-¿Y qué, si la tengo?

-¿Dónde está Coral?

-¡Chico qué pesado con la pregunta! -dijo Samuel cogiendo al hombre de la chaqueta de pana de las solapas de esta -¿Por qué no me dices tú donde tienes el libro de la hermandad de Runarth?

-Es eso lo que quieres, ¿verdad? ¿Por eso te has llevado a Coral?

El joven asestó un puñetazo en la cara al hombre de la chaqueta de pana que ni siquiera se defendió. Parecía encontrarse pegado a la silla.

-Dime donde escondes el libro y yo te digo lo que sé de la niña.

-¿Por qué no entras en mi mente y coges la información que deseas?

El joven se agachó hasta ponerse cara a cara con el hombre de la chaqueta de pana. Frunciendo el ceño empezó a bucear en la memoria del sujeto. Es fácil encontrar lo que se quiere si se sabe donde buscar. De pronto, Samuel, sintió un pinchazo en la cabeza que le hizo perder toda la concentración. Sujetándose la cabeza salió de la mente del hombre.

-¿Algún problema Samuelito? -dijo el hombre de pana.

Samuel empezó a golpear en el rostro al hombre de la chaqueta de pana hasta cansarse.

-¿Dónde está Coral? -dijo cuando Samuel terminó su frenético ataque. El hombre no sangró.

-¿!Dónde está Coral, dónde está Coral!? -grito Samuel, exhausto, imitando al hombre de la chaqueta de pana -. Dime donde está el libro si quieres obtener mi respuesta.

-Dame tu palabra de que así será.

-La tienes -dijo el joven sentándose en el sillón del escritorio.

-Se encuentra en la taquilla número de ocho de la piscina municipal.

Samuel penetró en su mente unos segundos para averiguar si mentía. No lo hizo.

-Gracias viejo amigo -dijo el joven sonriente mientras empezó a arrastrar la silla donde se encontraba sentado el hombre de la chaqueta de pana. Siempre fue tan confiado.

-¿Dónde está Coral? -dijo el hombre cuando Samuel ya había metido al sujeto, con silla incluida, en el ascensor.

-Ya te lo dije, yo no tengo a la niña.

Samuel hizo bajar al hombre y la silla hasta la planta baja.

Víctor Manuel Sala.

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