Sobre la esperanza
- publicado el 10/05/2012
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Necesidad
El mundo merece escuchar a veces ciertas cosas. Cosas que pueden chocar o pueden verse como flechas envenenadas, disparadas con maldad, que puede que sí, pero no es el caso.
Una persona es compleja, muy compleja. Imperfecta, eso es evidente. Y necesaria, o al menos así debería ser. Para algo o alguien. Las personas que sienten de verdad que son necesarios para algo o alguien, se vuelcan, y se entregan a ese algo o a ese alguien sin pensarlo, también sin esperar nada a cambio, porque la verdad es que no lo esperas, hay una confianza que está ahí para hacer pensar que eso vendrá solo.
El problema llega cuando una persona lo da todo por ese algo o alguien y ese algo o alguien lo ignora de la forma más asquerosa, que es haciéndole pensar que no es necesario.
Entonces la primera persona lo soporta, seguramente por mucho tiempo, pero en algún otro momento descubre algo. Hay más «algo» o «alguien» por los que vivir, que de verdad te necesitan y te agradecen que tu los necesites.
El conflicto en la mente del individuo es brutal, pero todo se hace mucho más sencillo si estás curtido en batallas emocionales.
Cuando el egoísmo entra en escena, y el algo o alguien «olvidado» se da cuenta de que realmente necesita a la persona, aparece el reproche, pero siempre maquillado, y siempre recayendo sobre la primera persona.
Entonces la primera persona piensa si no es momento de necesitarse. De que llegó el momento en el que la necesidad sea necesaria en ambos «algo«. De que una frase, de algún alguien, claro, te haga sentir más necesitado de lo que nunca te sentiste. De que te valoren por lo que eres y no te juzguen por lo que te falta. De sentir algo distinto al lado. De quererse, querer y sentirse querido.
Adrián Abeal Adham
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