Una historia que pudo ser
- publicado el 23/07/2009
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Desamor
Y entonces el aire se corta, las palabras caen por efectos de la gravedad. El mundo vuelve a estar en su sitio, arriba es arriba, y abajo es abajo. Tus pies, vuelven a pisar, de golpe, el frío suelo, mojado en el mes de marzo, encharcado en el mes de abril. El corazón deja de latir desenfrenadamente y adopta el reposo para volver a ser uno. Las canciones no te sacan sonrisas, sino lágrimas. Las voces se pierden en los oídos para dejar el significado que queramos darle, casi siempre pesimista. Las parejas que pasean por la calle no son más que indefinidas burlas del Destino. Los besos que antes te parecían de ensueño, no son más que fríos roces, cuchillas preparadas para cortarte en pedacitos. Las mañanas no son llevaderas, sino que se hacen más inacabables que nunca. Las 12 ya no quieren ser las 11, sino que anhelan ser más y más, para no tener que enfrentarte al NO que sigue diciendo algo así como «No quiero verte sufrir». No sabes si son más macabras esas palabras, o las malditas parejas que se miran con cara de embobados. Con la misma cara de embobado que mirabas tú al mundo. La gente prefiere que todo vuelva a ser como antes, pero entonces, todo tu amor, todo tu cariño, se rebela en tu interior y dice que eso no es lo que quieres tú. Que no quieres olvidarte de todo, o hacer como que «no ha pasado nada». Porque si ha pasado. Otra vez se abre el alma a quien no sabe cerrarla sin hacer daño. Otra vez el maldito amor juega su arma letal, la segunda cara del doble filo, para hundirte y hacerte ver desvalido. Solo en el mundo. Otra vez te toca ser fuerte y aguantar los ánimos vacíos de cuerpo y forma que te regalan los que te aprecian. Y lo peor, es saber que va a tener que pasar, y que tú, por ser tú, romántico, idiota, volverás a verla como siempre. La volverás a idealizar en poco tiempo, y verás en sus ojos negros, sombras de luz que atraen al viajero perdido. Y volverás a oir de sus labios palabras emponzoñadas con el más lento de los venenos. Y volverás a sentir que quieres que el mundo se pare, no para bajarte, sino para estar con ella toda la eternidad. Y volverás a sentir que vives por y para ella.
Y volverás a enamorarte, y a sufrir. Pues un verbo siempre lleva de la mano el otro.
Y aunque ya lo sabes, de sobra, te repites esa frase que a ti te resulta tan estúpida, pero que parece estar a la orden del día: «A las chicas ya no les gustan los chicos que hablan de amor»
Ahora, deduces tú, lo que se lleva, es el desamor.
Es curioso, pues en esos momentos, es cuando más sientes lo lejos que se quedó tu Historia, perdida en algunas páginas de versos delicados y sonetos precisos.
Es en esos momentos en los que sientes que a tu vida le falta algo. Alguien.
Alguien que aprecie de verdad el amor.
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Me has conmovido… Qué bien has expresado todo…
Sólo una cosa que decirte… aún quedan chicas que nos enamoramos y a las que nos gusta que se nos hablen de amor.
. . .
Por lo menos, es bueno saber que no tenemos que perder la esperanza todos los románticos del mundo. 😉
Gracias, Sofía! 😀
¡Qué bien expresas sentimientos, acubo! Ordenados, realistas, cercanos… de forma que llegan muy bien al lector. Me gusta tu prosa poética en este relato…