Duermevela
- publicado el 21/09/2009
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– ¡Quiéreme!, ¡Quiéreme!
Aquella figurita de acción inanimada esperaba en el estante viendo a los niños pasar.
El envase estaba impecable; había tenido suerte, la caja en la que había sido empaquetada junto a más figuritas de acción como ella no había sufrido ningún percance. Ni golpes, ni las inclemencias del tiempo.
– ¡Quiéreme!, ¡Quiéreme!
Lo repetía mentalmente, ¡y eso que no era una muñeca con frases grabadas de esas de las que se tira del cordel que se encuentra en su espalda y con voz pastosa repiten una y otra vez el mismo discurso!
Pero era su mayor deseo.
Ser de alguien.
Tener dueño.
Hacerle sonreír.
Y sentirse querida.
– Quiéremmmmmmmmm
No, tampoco sería en aquella ocasión. La figurita de acción inanimada quedo oculta por un montón de envases.
Lo que la figurita de acción inanimada no sabía era que, contra todo pronóstico, cuanto más tiempo pasaba más valor adquiría.
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Está bien, aunque la muñequita parece un poco sumisa. Eso sí, valor tiene, y tendrá. Aunque no me queda muy clara la moraleja (y no me refiero a la zona pija de Madrid).
No dice que sea una muñequita, es una figurita de acción inanimada, que bien podría ser un geyperman…
No hay moraleja… en todo caso que, en ocasiones, merece la pena la espera (como cuando te dejas pizza en la cena y te la encuentras cuando vuelves de fiesta a las tantas ^^).
A mi no me ha gustado, tiene una impertinencia narrativa que aniquila la historia de entrada, además el final es explicativo. Por qué no trajabas en la elaboración de escenas, no sé, por ejemplo mostrar (No decir) cómo ve la o el muñequito pasar a las personas, también podrías jugar con la ambiguedad de la imagen atropomorfa para hacer creer al lector que se trata de una persona medio desesperada por afecto para revelar a través de la historia que se trata de un juguete, eso le daría un toque especial al texto.
Sinceramente, creo que no se ha valorado correctamente este cuento. Si la «muñequita» no es una muñequita, sino un modelo «masculino», el cuento tiene mucho chiste.
Estamos hablando de un hombre de acción, un verdadero «macho», que no quiere seguir estando solo para ser valiente, sino que necesita que lo acojan y lo protejan.
No todos los cuentos tienen por qué acabar siendo una parábola positiva en la que el individuo sale reforzado y nos deja un mensaje de superación. Es un individuo débil, que necesita sentirse querido por los demás para sentirse bien consigo mismo, y no nos es un modelo desconocido. Probablemente, no alcance nunca la felicidad salvo durante un instante, pues enseguida necesitará un nuevo estímulo que lo reafirme.
La «figurita de acción inanimada» se revalorizará, pero será inconsciente de ello, lo que no le supondrá ningún alivio.
Creo que no es un mal relato, sólo incomprendido… A lo mejor con el tiempo se lo considera mejor, ;).