La paradoja

¡Qué coraje me da (¡Oh, paradoja!)

haberme decidido por la cobardía!

Yo, que acechaba en callejones oscuros

y, ahora, tengo miedo de día.

Que me burlaba entre versos de los indecisos

que me reía de los dientes que claquean

que no encontraba explicación coherente

a los marineros que duermen en cubierta.

Que fingía consolar los desamores

mientras, con mofa interna, justificaba los males,

que recolectaba las lágrimas de los rincones

y a carcajada limpia gritaba: ¡las usaré para llenar los mares!

 

¡Ay, qué coraje me da!

Ahora mis pies no caminan,

mi piel ya no siente,

mi cabeza me miente y mi corazón…

¿será verdad que antes latía?

 

Me he convertido en el objeto de mi sarcasmo,

bufón que se expone en cada poesía,

perro buscando el orden seco de una mano,

indigno siquiera de esta elegía.

khajine
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2 Comentarios

  1. Deedo dice:

    ¡Qué buena la poesía, tío!

    Es genial. Si me aceptas una opinión (sólo positiva, como deben de ser las
    críticas): prescinde de las expresiones demasiados rebuscadas, éstas no
    hacen otra cosa que alejar al lector de tu sencillez, que es magnífica.

    Si estás interesado a qué «mots» me refiero, te las digo.

    deedo

    1. khajine dice:

      Por supuesto que la acepto, pero…sí, me gustaría saber a qué expresiones te refieres (supongo que alguna tipo la que uso para acabar la primera «estrofa»)…. Me alegro de que te haya gustado…

      ¡Un saludo, KdA!

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