La serpiente silenciosa
- publicado el 09/11/2012
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Anatomía de un instante
Separé los labios y mi vida cambió. Volví a besarte y ya estaba en un punto de no retorno. Comenzaba la montaña rusa. Lo paso bien, pero la atracción nunca se para. A veces, cansa y me sorprendo escribiendo (como hoy) sobre aquel instante. Era primavera. Los dos estábamos guapísimos. Yo tenía gafas y tú no. Tú tenías ganas y yo no lo sabía. Era casi mayo. Visitamos oscuras esquinas. Te levanté el vestido y desabrochaste mis botones. No pasó nada. Salió el sol y me diste un chicle verde. Me sentó mal y te di otro beso. Esperé al autobús como si fuera a escapar contigo en él. Llegué a casa. Mocasines sucios y sandwich mixto. El pijama no me entraba de la sonrisa que llevaba. Cerré los ojos. Los abrí al rato y ya nada ha vuelto a ser lo mismo. La resaca de tus besos aún me dura.
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Besos que producen resacas. Jamás lo hubiera pensado así. Le has dado una dimensión poética muy potente. Te felicito.
¡Y bienvenido! Espero leer mucho más de ti 🙂