Usar las Alas
- publicado el 15/01/2014
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Un incidente de madrugada
11 de Agosto de 2013 – 2:00 AM
Era de noche, aproximadamente las 2 de la madrugada. Algunos de nuestros amigos se habían ido ya, y los cuatro más atrevidos, aún seguíamos en la plaza. Sentados en un banco al lado del ayutamiento charlabamos sin más.
11 de Agosto de 2013 – 2:15 AM
Un hombre, desgarvado y un tanto bebido pasó por detrás de nosotros diciendo buenas noches. Educadamente contestamos y este se marchó. De pronto, se dió la vuelta y vino a hablar con nosotros. Comenzó diciendo que si le podíamos acompañar, pues él afirmaba que veía unas siluetas (caras) en la corteza de un árbol.
Desprendía un olor a vino, cerveza y tabaco, la verdad que muy fuerte. Tres de mis amigos estaban sentados en el banco y yo de pie, así que, la tomó conmigo. Comenzó a decirme que por favor le acompañase, que él no estaba loco, que era psicólogo y con una profunda opresión se puso pesado.
Un sudor frío recorría mis manos y mi espalda, pues nunca había estado en aquella situaión. Prefería no contestarle, no mirarle, no sonreír por si me decía algo. Me dió la mano y me dijo que se llamaba Abel y que era de Vallecas. Yo pensé en decirle que me llamaba Carlos, pero tonto de mí y con los nervios le dí mi verdadero nombre.
Empezó a contarnos que le molestaba mucho que en este pueblo cuando pasabas, la gente se te quedaba mirando. Nos dijo que teníamos cara de estudiantes, y que él tenía un hijo que había terminado la carrera de ingenería aeronáutica.
Uno de mis amigos le dío la mano, y le dijo que se llamaba Miguel (cosa que no es cierta y que yo debería haber hecho). Nos seguía insistiendo de que le acompañasemos. Nosotros cada vez nos negabamos más.
De pronto introdució su mano en la bandolera que llevaba, con el fin de enseñarnos su DNI, ya que no creíamos su identidad (supuestamente). Ahí yo empecé a tener temblores, como si fuese a sacar una navaja o algo parecido.
Nos explicó que la gente que daba fuerte la mano, era una persona con gran personalidad, ya que el supuesto Miguel, se la había estrechado con fuerza. A mí me dijo que como le miraba a la cara cuando hablaba, era de una persona que iba a llegar lejos, yo no podía contener mi risa.
Me preguntó de nuevo mi nombre y me dijo que si me llamaba Enrique, o Ignacio. Desgraciadamente yo dije Roberto, y aún estando borracho dudó. En aquel momento de duda, mirandome con la mirada perdida, me estremecía de miedo. Dijo, vale.
Mi amiga, seguía dándole coba cuando nos preguntó que si nuestros padres, serían de su misma edad; y el supuesto Miguel haciendola señas de que se estuviese ya quieta.
11 de Agosto de 2013 – 2:55
Para que se fuese, le dijimos que teniamos que irnos, porque supuestamente yo tenía que estar en mi casa a las 2.00 y mis padres me iban a matar. Finalmente se fue, despidiendóse como que había trabajado durante 14 años de albañil y que disfrutásemos de la juventud.
11 de Agosto de 2013. Un relato real, y una experiencia más.
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