MIENTRAS DUERMES

No puede disimular tu desnudez

la sábana de seda que te cubre

a trasluz veo las rosadas cumbres

de los montes delicados de tu tez.

 

Voy hacia el sur y veo esta vez

la sombra de un valle en Octubre.

Húmedo, despoblado por costumbre

donde quiero enterrar mi timidez.

 

Mientras tu cuerpo enciende mi fuego,

tu mente descansa tan lejos de mí

que mi corazón te echa de menos.

 

Despierta de una vez, te lo ruego,

que ayer en tu ausencia reprimí

mi deseo y hoy no tengo frenos.

Enrique
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