Un títere

Llamaré a la puerta

cuando me quede sin ideas

un consejo, un consuelo

de estar con gente amiga

pero sólo en mi fortaleza,

más allá de sus murallas

hay tierras muy hurañas.

 

Hace tiempo fui persona

con todas sus flores

ahora soy un muñeco

que actúa en las funciones

que desean, para divertirse,

cuando llega la escasez

se deshacen de mí

y quedo triste,

esperando la llamada

de volver a ser títere

y no puedo quejarme.

Prefiero bailar

que quedar sin nadie.

 

Me apena comprobar

que soy alguien sin igual,

debería alegrarme

pero sólo puedo pensar

en encontrar algún alma par

a la mía propia.

 

¿Por qué? No veo a nadie,

supongo que tengo poca suerte,

ya que gente menos avispada

consigue lo que quiere.

Yo ansío una sola cosa,

pero ni eso tengo

así que desespero

no puedo estar alegre.

 

¿Dinero? ¿Acaso me

acompañará en mis días de duelo?

¿Riqueza? ¿Servirá de algo

para ahuyentar mis penas?

Lo dudo, veo mi futuro oscuro

escondí mi ser en lo más profundo

para no importunarlos.

Ellos no hacen caso,

solo se preocupan

de sus deseos más primarios.

Maria Cabeza
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