EL VERDE ERA EL COLOR MALO

Esta historia ocurrió hace veinte años a principios de los años 90. El relato ocurre cuando vivía en Santiago de Compostela donde encontré un trabajo, al aprobar una oposición, por lo que alquilé una habitación en una pensión en esa ciudad, el primer año pasaba bastante tiempo metido en la habitación, yo soy tímido y me cuesta relacionarme. Ya en el segundo año la dueña me cambió de habitación, me metió en una más grande, allí al lado de mi habitación había una chica que se llamaba Patricia, yo como siempre no me relacionaba mucho, al principio se le veía frecuentemente, pero luego lo hacía de forma más esporádica. Un día, aparentemente no había nadie en la habitación de ella pero empecé a oír como respiraciones, no sé si fue fantasía mía pero empecé oírlas, a partir de ahí pegue la cama a la pared, por si volvía a oír algo, pero a partir de ahí no volví oír nada y la chica llevaba semanas sin verla, pero presentía que allí había algo. Cuando iba terminar el curso intrigado, vi que la puerta de su habitación estaba abierta y la abrí, no vi nada anormal, pero me enteré que estudiaba derecho, porque tenía una pila de libros de leyes en el suelo, al día siguiente ella se marchó. Yo no me sentía bien estaba como enamorado de ella, estuve así varias semanas hasta que me fue pasando, quería que volvieran las clases y volver a verla. Estuve todo el verano esperando, pero ya no volvió, preguntando a la dueña me dijo que era de Villargarcia a unos sesenta kilómetros de Santiago, quería volver a verla y por intuición, miré en los trenes que venían de Villagarcía, fui a ver el primer tren que coincidía con las clases y la encontré, le dije que si había estado en la pensión me dijo que sí, le dije que me gustaba, pero ella me dijo que ya tenía novio, le dice si quería ser mi amigo, ella me dijo que sí, me dio dos besos y me marché, fue la última vez que la ví, años después la volví a ver, pero ya no tenía la atracción que sentía antes. Yo me tuve que marchar de esa pensión, porque me traía malos recuerdos, me fui a un piso compartido para olvidar un poco lo sucedido. En el piso compartido veía que mis compañeros salían por la noche, al verlos yo también salía pero lo hacía solo, iba a una discoteca, allí fui varias veces todo iba normal, pero de repente una persona se pone detrás de mí, tenía un aspecto siniestro me parece que llevaba un bastón y gafas, estaba inmóvil y muy pálido como si llevara maquillaje, iba vestido de negro y el aspecto del vestuarios era como los niños que aparecen con un globo terráqueo, en la canción de Belinda Carlisle, Heaven is a place on earth, yo en principio no le di importancia hay gente tan rara que va a la discoteca, a la semana siguiente fui a la misma discoteca la misma persona se volvió a poner detrás de mí, tampoco le di importancia, estuve paseando por la discoteca, hasta que me quedo quieto en un sitio, de repente noto como que alguien me mete una mano en el bolsillo de atrás del pantalón, me di la vuelta pero no había nadie, fui unas semanas más a la discoteca, ya no vi al señor misterioso, después dejé el piso donde estaba, me fui con mis padres a su casa de Orense y solo iba a Santiago de Compostela a trabajar, recorría todos los días doscientos kilómetros, cien ida y cien vuelta. En casa de mis padres me encontraba mejor, de repente empezaron a salir pintadas en las paredes de una calle por donde transitaba en Santiago de Compostela frases relacionadas con el mas allá, las pintadas estaban divididas en partes, por un lado había pintadas que hacían referencia a satanás, más adelante había frases que hacían referencias a condenas psíquicas, conforme se iba avanzando en la calle te encuentras con frases de la biblia que hacían referencia a bienes, mientras más avanzabas te encontrabas con frases como et no le gusta este mundo, mi casa, ahora que ha pasado tanto tiempo he reflexionado y puede que se tratara de algún juego de rol en aquella época eran muy populares, entre los estudiantes de Santiago de Compostela, yo me entretenía con las pintadas y en alguna manera me sentía integrante de ese juego, con las cosas que pasaban, las pintadas estuvieron unos seis meses luego fueron desapareciendo, a partir de ahí en la televisión sentía que me iban enviando mensajes, los colores que más fuerza tenía eran el rojo, azul y verde, el rojo significaba algo así como que le gusto a alguien, el azul hacía referencia a un príncipe y el verde era un color malo, tal vez lo relaciono con el servicio militar donde no lo pase muy bien. Así fue pasando el tiempo, anímicamente estaba inestable por lo que decidí ir a un psiquiatra y me recetó antipsicóticos, aunque he hablado con amigos que entienden de esto y dicen que yo tengo un mundo interior muy rico y que debería de no tomar esos medicamentos, pero los tomó porque duermo mejor.

 

Juan Alberto Gonzalez Gonzalez
Últimas entradas de Juan Alberto Gonzalez Gonzalez (ver todo)

Deja un comentario

Tu dirección de email no será publicada