Tiempos veloces

Vive en el presente.

Vive en el presente y si quieres mirar al pasado que sea fugazmente, sólo para brindar por los momentos que te han traído al ahora.

Vive en el presente y proyéctate hacia el futuro; ve cómo quieres ser mañana, dentro de un año, lo que quieres dejar grabado en tu epitafio.

Pero no vuelvas la vista atrás.

Sigue estas directrices;

no eres suficientemente maduro para decidir cómo escribir tu biografía.

 

El devenir te espera.

El devenir te espera para acogerte en su seno y llevarte de la mano aún más lejos, hasta donde tu espíritu desee llegar.

El devenir te espera para entregarte cuanto hayas soñado, lo que hayas predispuesto, lo que ambicionas y haces tuyo con tu anhelo.

No olvides que el futuro te pertenece.

Desdeña lo sucedido

y no pesará en tu conciencia nada que pueda atravesarse en tu camino.

 

No te levantes esa mañana.

No te levantes esa mañana en que te anega la memoria la nostalgia ni te regodees en momentos ya grabados.

No te levantes esa mañana, por ejemplo hoy, en que no tienes muy claro si prefieres anclarte en el presente o el pasado.

Tu introspección no cambia nada.

Olvídalo todo, a todos;

es absurdo desvivirse en los recuerdos e imaginar otros ahoras desde ellos.

 

Se te ha denegado ese derecho.

Se te ha denegado el derecho a la autocomplacencia, a la melancolía, al desvelo, a la morriña, a las ojeras por soñar despierto.

Se te ha denegado en pos de la ambición eterna, so pena de caer en el olvido, de no correr más que la reina roja, de no tener el privilegio de una meta.

Debes aspirar a tu avidez, colmar tu ansia.

Así eres, eres hombre;

lo demás son vírgenes entre paredes y crónicas de corazones divididos.

khajine
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