MAÑANA SERÁ OTRO DÍA CARIÑO, YO NUNCA TE FALLARÉ.

Encontrarás este verso

bajo la almohada tal vez

o… dentro de la mesilla

o… bajo tus zapatillas.

 

Quizá te lo esconda más

cuando vayas a hacer pis

detrás del papel «delgiénico»

o en lugar de él pueda estar.

 

Quizás te lo dé  yo en mano

o te lo comenzaré a leer…

eso tengo que pensarlo

lo decidiré… después.

 

Lo esconda dónde lo esconda

seguro lo encontrarás

porque pocos sitios quedan

que tú no conozcas ya.

 

Cada rincón, cada espacio

son de los dos vida mía

en ellos hemos estado…

ahí…¡nos hemos amado!.

 

Todo el amor de una vida

el que por tí yo he sentido

el que me dices que sientes

hacia mí, ¡cariño mío!.

 

Cada esquina, cada estancia

fué testigo del cariño

cada baldosa del suelo…

cada pared, sus ladrillos.

 

A ellos pueden preguntarles

cuánto nos hemos querido…

las bombillas guardan dentro

videos de nuestros encuentros.

 

Dirán que fué una locura…

que, a veces se avergonzaban

de ver lo que estaban viendo

la forma en que a tí te amaba.

 

Bueno, tú tampoco manco eras

pero en tí… ¡era más normal!

de mí no lo hubieran esperado

¡ni con diez copas de más…!

 

Seguro que en sus tertulias

me cortaron más de un traje

¡mira la mosquita muerta!

¡cómo lidia!…¡cómo mata!.

 

Que cuando entró en esta casa

no mataba ni una mosca…

¡parecía una monjita!…

con capota y falda larga.

 

Aparcó bien los rosarios

los misales y plegarias…

y fué detrás de aquel diablo

que con sus «armas» tentaba.

 

Y cuando leas el verso…

házlo bajo de tu alfombra

pues tendrás miles de espías

husmeando lo que ponga.

 

Total… lo saben de sobra

saben… lo que yo te adoro

lo que en ellos siempre pongo

que es lo mucho que te amo.

 

En tí y en mí no hay secretos

tú a mí me lo cuentas todo…

yo a tí… ¡no me callo nada!

jamás guardemos silencios…

 

Estoy, ¡para lo que te haga falta!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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