La máquina del tiempo

El mundo fue conmovido por la noticia de la misteriosa desaparición de un prestigioso científico internacional que realizaba importantes estudios de investigación sobre la magnitud del tiempo, luego de tomar repentinamente una licencia en la Universidad donde desarrollaba sus trabajos. Luego de vencer el plazo de la licencia y al no retornar a su tarea, se efectuaron averiguaciones para conocer su paradero sin ningún éxito, y sólo se encontraron en su vivienda varios instrumentos y materiales dispersos con los que efectuaba algunos estudios caseros.

Las investigaciones realizadas en todo el mundo sobre su desaparición no dieron ningún resultado, y a pesar de las hipótesis sobre una operación de secuestro realizada por grupos terroristas o mafiosos, los indicios o pistas no llevaron a ninguna conclusión y no hubo reclamo alguno de rescate, por lo que esa desaparición pasó a ser uno más de los misterios de la humanidad que nunca llegaron a dilucidarse.

Lo que nadie sabía era que el científico buscaba encontrar en la soledad de su vida la clave de la esencia del tiempo que siempre lo había obsesionado. Luego de dictar sus habituales clases académicas y realizar las tareas de investigación en el Laboratorio de la Universidad, comenzó en su casa a construir una máquina del tiempo artesanal, que consistía en una cápsula dentro de la cual estaba el comando informático operativo y de control. Cuando por fin logró terminarla estaba exultante de alegría, porque pensaba que constituiría uno de los acontecimientos más importantes de la historia de la humanidad y que seguramente sería condecorado con el premio Nobel de la física.

Sin embargo debía verificar fehacientemente el buen funcionamiento de la máquina y para averiguarlo, decidió él mismo efectuar la experimentación. Si bien por un lado ello le daba cierto temor, por otro, pensaba en las satisfacciones que seguramente tendría en esa aventura. Entonces, entró en la cápsula y luego de cerrar la compuerta, registró en el visor del comando de tiempo una fecha de cincuenta años atrás. Al instante, el indicador del visor le fue mostrando como iban retrocediendo paulatinamente los años, hasta que cuando se detuvo en el punto que él había señalado, se abrió automáticamente la compuerta de la máquina.

Cuando salió con mucha expectativa, observó que se encontraba en el mismo lugar, pero por el aspecto que tenía la habitación y el almanaque de cincuenta años atrás que estaba colgado en una pared, confirmó que efectivamente había retrocedido ese tiempo. Y al girar la cabeza observó a su finado padre que estaba mirando un programa de televisión en blanco y negro sentado en el living, y se vio a sí mismo como era hace cincuenta años atrás, acompañándolo junto al sillón. Entonces se acercó para tratar de decirles que él estaba allí, pero por más que lo intentó no pudo articular palabra, mientras ellos siguieron mirando atentos la televisión, ignorándolo por completo.

Allí comprendió que evidentemente, él era un alma invisible inmerso en los acontecimientos del pasado, y que estaba ahora como mirando un video filmado hacía cincuenta años atrás. Después de un rato de intentar comunicarse, tuvo miedo de que algo fallara en ese primer intento y decidió volver nuevamente a la actualidad introduciéndose nuevamente en la cápsula. Cuando volvió al tiempo real y abrió la compuerta, notó en su reloj de pulsera que el tiempo de su vida había continuado normalmente, sin haberse detenido para nada en ese viaje hacia el pasado. Estaba muy contento con esa experiencia y pensaba que su máquina sería muy útil a la justicia para resolver los casos criminales o prevenir las actividades delictivas y terrorista en el mundo. Ni que hablar de la utilidad que tendría para los historiadores.

Para mejorar los detalles técnicos de la máquina pidió al otro día una licencia extraordinaria en la Universidad a fin de encarar los estudios en su casa con más tranquilidad. Cuando llegó, decidió realizar un segundo intento y luego de entrar en la cápsula, trató de doblar la apuesta registrando en el visor del comando de tiempo una fecha de cien años atrás. Al instante, el indicador le fue mostrando como iban retrocediendo paulatinamente los años.

Sin embargo, al llegar a los cien años, el dispositivo electrónico de tiempo falló, porque el indicador no paró y siguió avanzando hacia atrás. Evidentemente algo se descontroló y por más que intentó parar ese retroceso temporal, comprobó muy aterrado que el sistema se había deteriorado y que ya no respondía más a sus requerimientos. Irremediablemente había quedado atrapado en esa máquina del tiempo, mientras observaba en el visor como retrocedía constantemente hacia el pasado.

Finalmente la máquina del tiempo se detuvo unos sesenta millones de años atrás y cuando automáticamente se abrió la compuerta, se encontró rodeado de numerosos dinosaurios que peleaban entre sí en el planeta, ignorantes de su presencia. Y allí se quedó para siempre como un alma en pena observando  permanentemente ese escenario de nuestra prehistoria. Era como si estuviese en un cine, condenado a ver una película en HD de la vida de los dinosaurios por  el resto de su vida.

Nestor Quadri
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