Las reinas
- publicado el 21/01/2014
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Del destino
• 09/11 Desde hace unos días me viene sucediendo algo bastante extraño. Todo empezó cuando, al estar echándome la siesta, soñé que una amiga que se había ido de misionera a Brasil se presentaba en mi casa de improviso. Hasta ahí nada raro, os diréis. Pero la sorpresa llegó cuando, a los cinco minutos de despertarme, nadie más y nadie menos que Ángela se presentó en mi casa hablándome emocionada acerca de sambas y caipirinhas.
Qué curioso déjà vu, me dije. Y sin darle más vueltas aquella noche me eché en la cama y dormí más ancho que largo. Me desperté, como cada lunes, maldiciendo el despertador y su puñetera estampa. Cuando llegué a la Escuela mis compañeros de clase me recibieron entre contentos y resentidos. Les acababan de comunicar que se suspendía la clase porque el profesor estaba en cama, pero claro, ya podía haber avisado para ahorrarnos a todos el madrugón. Me quedé paralizado unos segundos y recordé mi sueño de esa misma noche. ¿Un infarto?, pregunté. Ante la respuesta, me horroricé.
Transcurrieron unos días sin que la situación se repitiera. Dormía con un ojo abierto, temeroso de que algo así pudiera realmente estar pasando. Cada día, nada más levantarme, apuntaba frenético todo lo que recordaba haber pensado en mi duermevela, para no dejar escapar ningún detalle. Pero las mañanas sucedían a los sueños sin que pareciera existir ninguna nueva conexión entre ellos.
Finalmente, esta misma noche y tras largos días de insomnio, mi cuerpo no ha podido resistir más el cansancio y he caído rendido.
Después de lo ocurrido hoy, no puedo hacer ojos ciegos a la evidencia. Un barco ha naufragado vertiendo todo el petróleo en el mar, pero lo realmente malo es que yo sabía que iba a suceder. ¿Será que con mis sueños defino los acontecimientos, o que por alguna extraña revelación se me comunica todo lo que va a suceder?
• 17/11 Parece como si yo poseyera una especie de don premonitorio. Me he percatado de ello entre confundido y asustado.
Día tras día, cada palabra, cada pequeño movimiento que registra mi mente mientras duermo, se repite en la realidad: accidentes de tráfico, resultados de partidos de Liga, subidas y caídas en Bolsa…
Pero entre tanto surrealismo, inconscientemente he empezado a calcular los beneficios que podía tener para mí: billetes de lotería premiados, exámenes con matrícula sin estudiar… Un mundo de posibilidades se abre ante mis ojos. Realmente, ¿no es bastante extraño ya de por sí el hecho de existir? ¿Por qué debería asombrarme tanto una simple nueva capacidad? Sólo cabe agradecérselo todo a la fortuna y disfrutar de la fama y el dinero que esta virtud me va a proporcionar fácilmente. Me auguro una felicidad absoluta.
• 29/11 Mierda. Hoy he soñado que moría atropellado.
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El diario del señor Gears? No, ahora en serio, muy bueno el final. En cuanto el personaje empieza a perder el miedo a su don y comienza a ver las ventajas, pegas ese giro argumental para darle un final irónico. Muy bueno.
Opino lo mismo que Zilniya. Y el final mola.
jejeje me ha sacao una sonrisilla, el final es como «toma, por listo» xD
Jeje, me sumo a los comentarios de antes, buen final.
Lo único que, como consejo, que en las frases que comienzas con «Transcurrieron unos días» y tal, podrías poner también fechas, si te parece bien, para que tenga más unidad.
No me di cuenta de esto hasta la segunda vez que lo leí y no sé si en realidad lo querías así.
Bueno de todos modos lo dicho esta way y esperamos el proximo. 😉
Lo de «Transcurrieron unos días» viene porque el hombre no se pone a escribir el asunto hasta que le parece algo importante, es decir, no lo escribe el primer día porque le parece una casualidad. Y por eso cuando empieza cuenta todo lo que le ha sucedido hasta entonces xD