(Nota del autor: es muy importante que antes de empezar el relato escucheis esta cancion: http://www.youtube.com/watch?v=puqsKGy0L_E una vez le deis al »play» podeis empezar a leerlo)

Yo siempre te quise amor mio, y en realidad tu a mi tambien. Ahora todo se ha vuelto tan gris. Tantisimas lagrimas he derramado sobre mis escritos que creo que me he quedado completamente arido, como un desierto de soledad y tristeza. Cuando termino de empaquetar toda la propaganda que mis anteriores camaradas me habían confiado tan solo meses antes, me asomo por la ventana y la arrojo toda, ante la atonita mirada de todos y cada uno de los bienandantes que deambulan por la calle a estas horas de la mañana y que no tardan en seguir sus caminos, por miedo a que alguien sospeche algo, pues mirar a una ventana que arroja papeles podía considerarse un delito. Es todo tan absurdo. Enciendo un cigarrillo y suspiro. Veo coches, veo camiones y veo aviones en el cielo zumbando mis oidos, tan grises y portadores de tristeza y de maldad que parecen señalarme y burlarse. No viviré -por suerte- para saber que te hará la basura que te gobierne cada dia a partir de hoy. Espero por tu bien y por el de mi corazon y los de muchos que lo hagan por poco tiempo. Un mes, o un año quizás. No estaré contigo para verlo, los años gloriosos en los que tu y yo eramos hermanos ya se han desvanecido, esos años en los que uno iba tan inmensamente feliz a trabajar , a esa imprenta -supongo ya arrasada – en la que todo era fraternidad. Desvío mi mirada hacia a la derecha y veo la preciosidad de la Cibeles, tan protegida que no puedo admirar su verdadera belleza, es un magestuoso simbolo de la libertad. Tanto trafico de aquí para allá… Me gustaría tambien que los que mandarán sobre ti ahora no lo hagan para siempre, quiero morir pensando que será así. Me acerco al centro de la sala que antes llamabamos »el despacho», y me pongo de pie sobre la silla, pudiendo rozar incluso la lampara de cristal que yace olvidada en la estancia. Alomejor todo esto es una pesadilla, nada más, alomejor en unos segundos me iba a despertar envuelto en el manto de tus banderas ,orgulloso de ti y de la igualdad de tus colores, como siempre. Oigo pasos tras la puerta, ya se acercan. Tambien puedo escuchar nitidamente algunas conversaciones de esos hijos de la gran puta. Con lo que yo te quiero, amada mía… Golpean un par de veces la puerta antes de echarla abajo. Les miro y les dedico una especie de mueca y sonrisa, despues grito con todas mis fuerzas »¡¡Viva la libertad!!». Ellos responden con estupideces que no me apetece oir. El capitán grita: »Prepareeen armas!» y segundos despúes: »Apunteeen armas». Ellos obedecen sin nada que objetar, y justo cuando el capitán se dispone a dar la orden, levantó mi mano izquierda con el puño cerrado, bien orgulloso y flamante, acerco la soga a mi cabeza, me envuelvo en su manto, y separo mis pies de la silla, todo pasa fugazmente. Mis ultimos pensamientos van dedicados a ti, amada mia, grande entre las grandes y no para los que te gobiernan y te gobernarán en tus proximos dias. Mis ultimos pensamientos van dedicados a ti, España. Va dedicado a todos los amantes de la igualdad, la libertad y la fraternidad. Creo que ya estoy muerto, aunque oigo gritar al capitán: »¡Fuego!».  Muchisimos disparos salen de los fusiles de esos cobardes y se estrellan en mi vientre y en la amada lampara de cristal, una verdadera obra de arte, ahora que reparo en ello. Las ultimas balas del capitán y de sus secuaces se escapan por la ventana directas al horizonte, presas del panico y de tanta injusticia cometida. Lo ultimo que veo es el calendario que marca la fatidica fecha de hoy para las libertades y derechos humanos de este pais: Dieciocho de Julio de mil novecientos treinta y nueve.

– Un rojo de mierda menos – murmura el capitán de la avanzadilla que buscaba presas por entones en uno de los preciosos edificios que rodean la zona de la Cibeles. Despúes registra mis cajones en busca de escritos que le sirvan como móvil de su crimen. Un libro de Federico Garcia Lorca le basta. Se marchan contentos despues de haber cumplido con su labor, las manos manchadas de sangre libre.

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