Amar sin condiciones. Capítulo 1
- publicado el 02/07/2011
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La muerte de Bobby B (2º parte)
Por fin llegó el esperado día. Quedamos un par de horas antes en un bar cercano al local para “ponernos a tono”. Estuvimos charlando animadamente de la carrera, del futuro laboral tan poco alentador, de mi trabajo en la revista, de música…claro que yo no le confesé mi profundo y razonable asco a su grupo predilecto, ¿para qué estropear el momento?
A partir de la quinta cerveza la conversación se mezclaba con risas. Ella hablaba mucho mas que yo, y me encantaba ese pequeño detalle, casi imperceptible, de voz rota que se podía apreciar al inicio de sus frases.
– hoy no vomitaras en el suelo, no?- Mierda, aun se acordaba de aquel visceral encuentro. Me puse algo rojo -pues espero que no-. Ella se echo a reír. Joder esa risa, esos labios…Es la manzana y yo quiero ser Eva.
Al principio del concierto estaba bastante animado, me estaba divirtiendo, aunque bien sabia que la música poco o nada tenía que ver, pero aun así brincaba y alzaba los brazos al mismo ritmo que Claudia, derramando casi todo el contenido de mi vaso por la ropa y el suelo. A medida que avanzaba el concierto Bobby B iba bebiendo de una botella de Jack daniel´s, y cada vez mas borracho animaba al publico que se iban agolpando en el centro de la pista, justo donde estábamos.En ese punto yo empecé a agobiarme, odiaba la multitud sudada golpeándose.
Detrás de nosotros había un grupo de neopunks que fumaban hierba, y le pasaron un porro a Claudia, ella le dio un par de caladas y me lo pasó. Pensé que eso me relajaría un poco. Todo lo contrario, empecé a notar como aumentaba mi ansiedad y por mucho que intentaba relajarme no lo conseguía, demasiados estímulos, gritos, música, golpes…tenía que salir de ahí, ¿pero qué pensaría ella? En mitad de esa vorágine de sensaciones ambivalentes ella se me acerco al oído y me grito – ¡Algo le pasa a Bobby! – miré hacia el escenario y el tipo estaba cantando arrastrando la voz, con las manos agarrotadas sobre el micro. La gente que se había dado cuenta, otros demasiado drogados o borrachos seguían botando, se miraba extrañada.
Pensé que Robertito, desoyendo las indicaciones de mama se había pasado con el jack y estaba tan borracho que no podía ni cantar. En mi cara se dibujo una media sonrisa burlona, hasta que de golpe y porrazo, Bobby cayó al suelo fulminado, sin oponer resistencia. El resto de la banda dejo los instrumentos y corrieron hacia él, al igual que los de seguridad y los técnicos de sonido. Se monto un buen revuelo en el escenario, y la gente miraba atónita hacia ellos. En medio de la confusión noté que Claudia me agarraba del brazo, estaba muy tensa y tenía sus ojos enormes abiertos de par en par. La rodeé con mi brazo al más puro estilo – Tranqui nena, aquí estoy yo–
Cuando llego la ambulancia ya era tarde. Bobby B había sido víctima de un infarto fulminante, nada pudieron hacer por él, tan solo taparle con una manta y sacarle en camilla.
Adiós Bobby, adiós.
Claudia estaba desolada, ya dentro del local había llorado tanto que pensé que, junto con el alcohol, los porros y los brincos, no tardaría en desmayarse.
Ahora los dos caminábamos por la calle, ella no paraba de menear la cabeza de un lado a otro en un gesto de incredulidad. Yo, por otra parte, no me sentía tan afectado por la muerte del “artista”, en cambio sentía lastima por ella y, sin embargo, me parecía aun más preciosa con el gesto desencajado y la mirada perdida. Apenas hablamos.
Llegamos a su portal. La noche no había salido bien, mi plan de conquista se basaba en coger el tren de la euforia post-concierto y llevarla a mi terreno. En cambio, ahí estábamos. En su portal, ella sollozante y yo incomodo, sin saber muy bien qué hacer.
Lo que dijo a continuación me sorprendió casi más que la barroca escena vivida en el escenario, al más puro estilo David Lynch, cuando Bobby cayó muerto
-¿quieres subir a tomar algo? Marta está en Gijón visitando a sus padres y no me apetece estar sola- se acerco a mí y sus labios rozaron los míos. Me miro con los ojos vidriosos -No quiero dormir sola- y me abrazo. Yo no dije nada, la abrace con fuerza y acaricie su pelo moreno, –cuanta suavidad-.
Quería gritar de puro júbilo. Ella estaba destrozada, pero mi empatía acababa de ser sepultada por una jauría de hormonas hambrientas y desorientadas.
-Gracias Bobby B. Gracias por morirte-
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Jooooooder, XDDDDD. Muy grande, muy grande! En fin, al menos la muerte del greñuso sirvió para algo, lo que son las cosas.
Sólo le veo una pega, esta frase «Es la manzana y yo quiero ser Eva.», creo que no pega mucho, más que nada porque… ¿El prota se compara con Eva? Queda un poco raro.
Por lo demás, creo que es fantástico, una manera de narrar muy buena, y nada precipitada, echaba de menos a Mister Wolf.