Mírame...
- publicado el 20/03/2014
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Mutados
Operaban ciertas mutaciones, como si después de tres noches y días sin dormir, un rostro lozano comenzara a cubrirse de surcos y arrugas.
Nadie sabía a ciencia cierta que edad tenían unos días parecían jóvenes, otros estaban terriblemente viejos, encorvados, canosos, con el cuerpo macilento. Por su mirada, uno podía identificarlos, era la forma de mirar, un cierto destello extraño.
Nunca andan solos, aunque no juntos, en el sentido estricto de la palabra, ella a veces se daba cuenta, cuando caminaba que estaban allí, uno en una esquina… ya saliendo por una puerta, principalmente observando, se cruzaban, cómplices entre sí, es allí cuando ella se percataba.
Imposible saber cuántos eran, quizás diez, veinte o cinco, no se sabía, podrían ser los mismos que con su capacidad de mutar se convertían en multitudes, siempre diferentes, pero estaban allí, quien sabe desde hace cuanto tiempo.
Son una raza, mejor dicho pertenecen a los que ya sobrepasaron los límites, pudiendo dominar el cuerpo, pueden realizar todos los cambios a voluntad, es mas, ya han cambiado tanto que ellos mismos no saben que aspecto tenían originariamente.
Permanecían en el más secreto incógnito, pasando inadvertidos, todo aquel capaz de saltar mas allá sin importar nada, se enteraba de su presencia porque inevitablemente a partir de ese momento pasaba a formar parte de ellos.
Todos ellos tenían dos vidas completamente diferentes entre si, todos eran como una gran familia, todos ellos se conocían y establecían simulacros, todos los demás eran espectadores, y de alguna manera se ponían en contacto con ella.
Era porque todos los eventos de su vida estaban calculados, los encuentros, las palabras repetidas, aprendidas de un guion que debía repetirse textual, ella debía en un momento convertirse en un ser mutado…
Ella lo intuía llego a comprenderlo por un breve instante, no lo logró, no pudo; se pueden saltar los limites pero si surge un asomo de duda, un breve pensamiento, interrumpes el salto, quedas en medio ya no perteneces a ninguno de los dos lados, es un estado intermedio como un limbo de la cotidianidad, si ella intentara volver a saltar estaría demasiado cerca de la demencia… nunca supo como eran en realidad como lo hacían todo, nunca intentó indagar de nuevo, presentía que era peligroso…tampoco pudo olvidarlo del todo… como se vive después de enterarse que existen?
Ellos no volvieron a su vida, hasta hoy la dejaron a su libre albedrio…
Escrito por V. R. Rios.