A la hora señalada. Capítulo 5

Cuando la Muerte miró en sus archivos vio en la estantería de tareas pendientes un hueco y ella sabía que ese hueco pertenecía a una tarea sin finalizar.

Cada dios tenía un despacho en el limbo con archivos inmensos tras una estantería. En ella aparecían a diario, semanalmente o mensualmente  las tareas por hacer; claro que ya estaba en la voluntad de cada dios que se cumpliesen o no…

Aquella mañana la Muerte había enviado a uno de sus sicarios (con idéntico nombre pero numerados para diferenciarse de Ella y entre ellas), llevar a cabo una de sus múltiples tareas. El problema fue que, al final de la jornada, una figura, la figura que representaba aquella alma mortal que debía ser arrebatada, seguía en aquella estantería.

Además el Tiempo, secundado por el Agua, había decidido importunarle con sus eternas conspiraciones.

Lo que el Tiempo quería era robarle segundos al Amor debido a una antigua rencilla entre ambos.

El Tiempo se enamoró de la Belleza y le imploró al Amor para conseguir el favor de la diosa.

El Amor le dio esperanzas al Tiempo demorándose en  responder a la petición. Lo que el Tiempo no sabía era que aquel romance era imposible ya que la influencia del Tiempo acabaría anulando casi por completo a la Belleza.

La única diosa que podría haber cambiado la situación era la Justicia pero ni el Tiempo ni el Amor quisieron consultarle la situación a Justicia porque tenía fama de no atender a razones.

La Muerte se llevó las manos al cráneo al darse cuenta de que sin quererlo al “perder” aquella pieza estaba siendo cómplice del Tiempo  y del Agua en su complot, ¡tenía que arreglar aquello!

Decidió que la mejor opción era empezar por el principio y soltar a las almas en pena para que fuesen a buscar a sus secuaces convocándoles a un pequeño interrogatorio. También hizo llamar a las arpías para comprobar que no hubiese ningún error.

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Diario de la muerte 21514                                                                                                                                                                26 de abril

Hoy el día no ha estado mal. No ha llovido demasiado y los encargos no han sido muy engorrosos.

Lo único malo es que no paro de darle vueltas al alma que no recogí ayer, imagino que no pasará nada.

La agenda quedó hecha un guiñapo y decidí escoger otra menos oscura. Esta vez he cambiado el negro por el amarillo que le da así como “vidilla” al asunto.

Voy a dejar de escribir porque creo que oigo a lo lejos los cantos lastimeros de las almas en pena.

Se avecinan malas noticias, la Muerte nos ha convocado para una reunión. Espero que no sea por el alma perdida… ¡Tengo que escurrir el bulto como sea!

Ladydaiquiriblues
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