Sólo recuerdo el olor a lluvia.Era un día lluvioso,yo ni siquiera llevaba un chubasquero,ni siquiera una chaqueta que me protegiera del frío,pero que más da,en esos momentos no lo necesitas.

Salí huyendo de aquella casa,ver aquellas paredes verdes donde nos habíamos hecho tan felices no producía en mí más que un tremendo malestar.Corrí durante 10 minutos haciéndome la fuerte lo más rápido que pude.Y mientras lo hacía recordé una escena;mi serie favorita,cuando Mj,un niño de apenas 12 años,se resignaba a llorar por la muerte de su padre,hasta que un día se cansó,explotó y vino la tragedia de la sucesión de lágrimas inevitable.Pensé que no servía de nada alargar la agonía,y me paré en seco.

No me importaba ni siquiera que los demás me vieran.Grité con aire desolador de dolor,como hacía tiempo que no lo hacía,y comencé a llorar.Os resultará extraño,pero siempre he pensado que hoy en día tener una personalidad fuerte te hace débil,y en aquel momento me sentí una hoja de papel de fumar,empapada por la lluvia,rota en mil pedazos y casi ya inutilizable.A diferencia de todos los papeles del mundo,las personas tenemos la suerte o la desgracia de tener que recuperarnos.No podemos deshacernos entre agua de lluvia cada vez que ocurre algo malo.Cogí mis cosas,y corrí de nuevo.Esta vez hacia mi casa,de la que aquel día no tendría que haber salido.Cuando llegué,no había un alma.Ultimamente se iban incluso sin decir nada.

Me quité la ropa.Me metí en la ducha y puse ese ‘’viva la vida’’ que resucita a un muerto en estas situaciones.El agua estaba caliente,mis lágrimas,mojadas.La música,sonaba más alto que mis problemas.