Hay días. A veces.
- publicado el 02/02/2009
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Mi esencia y la tuya
Huelo a autobús y a metro, Khajine.
A autobús y a metro, te digo. Y te marchas.
A autobús y a metro.
No me quieras tanto, hijo mío,
no ames mis calles,
no me huelas más.
La vida huele a éxito, Khajine.
No a autobús y a metro.
No al traqueteo de mis viandantes,
de mis perdedores,
de mi sucedáneo de exitosos ases.
Huye de mis entrañas húmedas,
sudadas del ajetreo apestoso
de seres con futuro incierto.
¡Huye de mí! ¡Desaparece
de mis bastas y yermas calles!
Carentes de emociones, salvo el olvido.
No me digas más «te pienso»,
abandona mi esencia de autobús y metro,
Separa tu nariz de mi humo,
tus pies de mi asfalto.
¡Déjame y vete! Pero regresa, vuelve.
Vuelve o no seas Madrid jamás.
¿Acaso no serás el mismo?
Volverás a olerme, con otros ojos.
Afal Seguy, a Khajine. Julio de 2013
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Quizá no quiera dejar de olerte, Afal Seguy.
Quizá no quiera que la distancia sea aire,
y que el aire sea humo
y que el humo nos separe.
Quizá no quiera ni que tu olor me impregne
ni me abandone.
Quizá lo único que quiero es quejarme y verte
o no verte y echarte de menos.
Quizá eres parte de ese Madrid que abandono
de ese Madrid que quizá echaré de menos.
De ese Madrid de hielo y lluvia,
de ese Madrid de Sol y desierto.
O quizá, seas quien compone ese Madrid con muchos otros
y ese Madrid lo llevaré conmigo.
Y lo llamaré Querétaro o Pekín o Londres,
pero será el Madrid de mis amigos.