Energía blanquecina ondea el espacio en la contracción del deseo. Impulsos magnéticos recorren la mirada y despojan posturas aprendidas. Una bola roja se desliza por mi pelo, se entrelaza al azar en la tarde y transcurre por mi piel extendida hacia la música. Un ángel atrapa el mercurio en la frecuencia infraleve y coordina el alfabeto del renacer de los rayos.

Alta velocidad energética del tejido de los cuerpos vivos. Tierra tras la nostalgia de vuelos encendidos. Una promesa de luz en el cielo rojo cobrizo adivina la dirección de grutas escondidas donde sentíamos, efímeros, el paso del tiempo…y ahora, encuentro las fronteras del blanco y el silencio.
Mi sentimiento me atrae ecos de tu penumbra y en la tarde, la seda abarca caricias que contengo intensa en tu presencia.
Amor de sueño breve… recuerdo entre sonrisas tu absoluta entrega. Deseo tu cuerpo que me hace proyecto de tránsito hacia la cuarta puerta de una arquitectura que paseo entre cristales.
Me envuelve la extrañeza de compartir tu persona entre la opacidad y la transparencia y recojo la ofrenda de tu sentir solitario para transformarlo en collar blanco y cristal para mi pelo.