Y mando un ángel

A la plaza bajo un ángel,  como el descrito en libros, de más de dos metros,  con cada musculo cincelado a detalle y un rostro bello, de ojos profundos, sus alas extendidas eran imponentes entonces sin más, gritó con una voz ensordecedora, que hizo desmayase a más de uno, y la gente comenzó a juntarse a su alrededor, callados absortos.

Un niño lo toco y las personas comenzaron a tocarlo a abalanzarse sobre él , le arrancaban las plumas, le arrancaban pelo, le arrancaban la carne y cuando la gente al fin se calmó no quedo nada de él…

Alan del Cid
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