Bushi

Se sentó cruzando sus piernas y comenzó a relajarse, necesitaba de toda su concentración y para ello era imperativo que estuviese relajado. Respiró profundamente, distinguiendo en su interior el recorrido que tomaba el oxigeno, renovándolo, purificándolo. Elevó sus manos como si fuese a lanzar una plegaria,  pero las mantuvo levemente separadas, y concentró cada célula de su cuerpo en ese espacio, formando una fuente protectora alrededor de sus ancianas manos, para acto seguido introducirlas en llamas ardiendo…Apreció  el aumento de temperatura pero no se quemó. La energía ocupaba espacio y lo arrebató al fuego, protegiendo su piel del arcano elemento.

Alvedo
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