Ojos que se escoden

No puedo hablar. Necesito a alguien a mi lado para poder comer. Ni siquiera puedo salir a solas a la calle; son muchos los peligros que acechan. El gentío me mira con extrañeza, incluso desconfianza. Pero eso es porque no me conocen. ¿Desconfianza por miedo o miedo por desconfianza? Ellos sabrán. Yo sigo obcecado en transmitirlo todo a través de mis ojos que se esconden tras las rejas de esta sucia perrera.

Relator
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