Aderezando
- publicado el 19/02/2014
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Cortejo de Ave.
No te dejes endulzar el oído… susurraban una y otra vez las voces del bosque.
Todavía se encontraba adormecida por la melodía que flotaba en los hilos del viento, no podía explicarse de donde provenían esas dulces palabras parecidas a colores… entonces, de repente y con el corazón acelerado extendió sus alas y dio un salto como huyendo de aquellas promesas de amor…
Él, tan solo quería revolotear por las planicies y valles de su cuerpo, abrir sus inocentes alas y jugar en los vaporosos jardines ofrecidos en las pieles candentes de deseo, él, tan solo quería dejar fluir al natural la sensualidad destilada en el sudor del cuerpo, así, ansiosos, bajo la luna, en la soledad de sus pieles cómplices en medio del bosque.
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