California
- publicado el 06/01/2013
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vida
Algo le martilleaba la cabeza a la altura de las orejas. Notaba cómo ese algo iba entrando con facilidad. Llegó un momento de claridad en que ya estaba bien donde estaba. Su quedó quieta y un suave murmullo inundó su interior. Al murmullo le seguía una corriente líquida, imparable. A su paso, las venas se llenaban de vida, las arterias de sangre pura y los nervios completaron sus procesos químicos. Había nacido.
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