NAUFRAGO
- publicado el 25/01/2014
-
Una carta para ti
Que diferentes se ven las cosas cuando te sientas al otro lado. Un banco de madera desgastada. Los árboles abanicando suavemente el aire y los pájaros charlando alegremente al alba.
Las cosas son muy diferentes cuando eres tú el que pasas la noche en un banco del parque. Hay gente que se levanta temprano para correr, pero son ellos los que te miran distantes. Incómodos morales, castigados de las tendencias. No hace mucho caminaba plácidamente entre ellos y es hoy que no los echo de menos.
Tengo una misión clara en este mundo que me fue revelada en uno cualquiera de esos momentos en los que dejas escapar la vida entre los dedos, comunicándote a través de pantallas o mirando con indiferencia al que se sale del rebaño.
Mi misión no es otra que la de acabar con la indiferencia a lo que convive fuera de tu espacio. Mi misión es acabar contigo, lectora que me lees con indiferencia. Con desprecio incluso.
Esta no es más que una nota de suicidio que pretende salpicar tu vacío moral, tu despotismo, tu hipocresía. Debes aprender una lección, y que yo, represento a la injusticia, a la caída de la ética y al desprecio por lo bello. Y bello es mi amor por ti.
Esta no deja de ser una carta de suicidio, inculpándote de mí desgracia, de mi hundida situación. Quiero, no sólo que tus manos se manchen de sangre, también quiero que de sangre se llene tu rostro. Y es que no es otra persona más que tú, la que me engañó con mi mejor amigo. Mi protector y mi mentor.
Y que no te parezca injusto que sólo sea a ti a quien quiera hundir en mi sangre, pues tu amigo, ya no el mío, está hundido en la suya propia. Aquí yace cercano a mi cuerpo, para que no se olvide de quien estuvo siempre a su lado antes de que el dejara de estarlo al mío.
Estos dos cuerpos que acabas de encontrar en tu casa, son dos cadáveres que te pertenecerán para siempre, siempre tuya, tus amados.
- Una carta para ti - 05/02/2014