Acabé

Y así, tontamente, acabé pegándome un tiro. Había enviado el original de mi autobiografía para un informe de lectura. Era mi última posibilidad de publicar. Ya eran demasiados hijos y árboles y ningún libro.

A la vuelta del cementerio su viuda encontró la carta de disculpa de la editorial. La respuesta recibida se había cruzado con la enviada a otro autor de un manuscrito de novela negra en la que se aconsejaba la muerte del protagonista. Fue un éxito de ventas.

Didac Marin
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