Los juguetes de Lucas

¿Puedo quedarme con sus juguetes? Quien lo preguntaba eran unos enormes ojos verdes y las facciones que se suponen a los ángeles. Mi mujer, que doblaba e iba guardando la ropa de nuestro pequeño Lucas, asintió con la cabeza. “Claro que si preciosa, erais muy amigos”. Sonriendo, Marta saltó de su silla manual a la eléctrica de Lucas de muy simple manejo, cogió de la mesita un peluche, dio las gracias y salió a toda la velocidad que daba aquel artilugio al enorme pasillo de la planta de pediatría. Abrazados mi mujer y yo mojamos nuestros hombros de unas lágrimas inconsolables.
Doa
Sada 21 Mayo 2011

Stradivarius
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2 Comentarios

  1. aurora dice:

    Me emocionó esta historia… un saludo

  2. Stradivarius dice:

    Gracias Aurora, la escribí desde el corazón

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