Mirando a la mañana de tus ojos

Mirando a la mañana de tus ojos,

que sin miedo se enfrentan con los míos,

mordiendo mi piel tus pezones rojos,

agito el mar y desbordo tus ríos.

 

Mis pasos sin los tuyos andan cojos,

tus pasos sin los míos van sombríos,

y entierra la semana sus despojos

si se encuentran tus dedos con los míos.

 

Despierto tu manzana de pecado,

y juego a rimar entre tu cadera

con mis valientes piernas de soldado.

 

Y te espera al rozar la primavera

tu poeta, y este aliento enamorado

te ama como si fueses la primera.

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