POR TI

No sabría explicar por qué

ni cómo, ni cuándo,

ni dónde.

Pero ahora sé que todos los acontecimientos

de mi vida,

de esta existencia que te pertenece,

tienen un motivo:

por ti.

Es por eso que nací,

estoy convencido.

La razón primera de habitar

en este valle de lágrimas

que es el peregrinar por la vida.

Este valle que tú conviertes, con tu sola existencia,

en rico y fértil vergel

de abundantes riachuelos, rebosante de vida.

Por ti, sí, por ti

nacen cada día nuevas esperanzas.

Mueren el dolor, la insatisfacción,

la rutina, la desesperación.

Y crece, cual alocada y desbocada hiedra,

la sensación de libertad, de plenitud, de vida

enredándose en todo lo que nos rodea.

A ti, a mí.

A los dos.

¡Culpable!

Ese es el veredicto.

¡Eres culpable!

Culpable de ser sol,

astro que calienta, sin quemar.

Sin matar por abrasión o por enfriamiento,

siempre a la distancia perfecta, ideal,

para la vida.

Es por ti, claro, por lo que todo cobra sentido.

Me gusta adentrarme en tus curvas

recorrer tu silueta cual sinuoso sendero,

parar a descansar en la fuente de tus pechos,

saciar mi sed,

proseguir caminando a tu lado.

Para siempre.

Contigo.

Por ti, por mi, por nosotros.

Luisfer
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