Ella

Ella, sola, se sentaba al final

y yo siempre la intentaba mirar,

sus piernas cruzadas  me hacian temblar,

con sus medias negras y falda virtual.

 

Tan corta, que veía el paraiso

de su muslos finos y atléticos

insinuandome su porte épico

y su cuerpo que aún reviso.

 

Más su escote no era de menos,

con una camisa de tela fina,

donde se dibujaban sus senos.

 

Y que puedo decir de sus labios,

grandes, carnosos, hechos para besar

sin duda que sus padres eran sabios.

 

 

 

Martin Pescador
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