Una silueta femenina de sombra roja, a través del cristal esmerilado, se adivina vestido largo. La figura alarga una mano elegante a través de la puerta entornada y acciona de memoria el interruptor. Un pie perfecto engarzado en una bota hecha para unos pies perfectos patea sin querer una lata que tañe vacía dejando colgando ecos que se esconden resonando bajo un escritorio. El pie perfecto pertenece a una mujer perfecta, chico, ya puedes jurarlo, una mujer de verdad, con curvas, mírala, sombrero bajo el brazo, un gauloise apagado en la boca carmesí, un cuerpo ceñido en algo rompedor, unos ojos enormes que se adaptan a la luz, un silencio inquisitivo, sin sorpresa, una mirada interrogativa que espera, que exige atención. Y luego, desde el fondo del despacho:

Hola cielo. Ven, mira. Mhhm. Siéntate aquí. He estado leyendo. He encontrado unos sonetos eróticos en internet, eso decían. Había pensado leerte alguno a ver si te gustaban, sé que te gustan estas cosas. O no los he entendido o yo que sé, -siéntate, no te vas a ir ya, ¿no?- bueno decían sonetos eróticos pero se me ha bajado… bueno, yo iba a ver si lo hacíamos después, no te voy a mentir, pero creo que no los he entendido, si conseguía ponerte a tono iba a estar pensando en terciopelos y sombras de luna y flores y yo qué sé, yo soy muy torpe, ya estaba preguntándome qué rima con nalgas. Bueno no era nalgas pero te haces la idea.

Escucha, -¿has cenado?- yo lo intento, digo, leele algo, no vayas ahí al tema directamente, sé, sé sutil. Joder pero es que con tanta metáfora por no llamar a las pollas pollas y a los coños coños no se levanta ni a Bukowsky, no sé si me entiendes. Mira esto:

«-Tu sudoroso nácar me subleva»

A eso me refiero, yo quiero que hablen de carne, un poco de sexo, erotismo, los escritorcillos ya tienen el romance, que nos dejen el erotismo a los que llamamos pollas a las pollas y coños a los coños, ¿no?

He dicho, pues mejor, escribe tú algo; He agarrado el diccionario y he buscado rimas. He probado con cuero, y he apuntado: cuero quiero dinero ligero trasero. Y agujero. Pero luego no es fácil, luego tienes que intentar que suene bien, que no suene como un borracho del metro gritando a unas adolescentes. Me he bebido una copa para ver si ayudaba, sólo una, pero nada. En las películas hay un cenicero lleno de colillas al lado de una máquina hispano olivetti rodeada de papeles arrugados. Yo tengo una lista de palabras, mierda. Podía haberlo dejado pero he recordado que siempre dices que no te digo cosas bonitas, y no sé qué haces con un tipo como yo, pero me he abierto una cerveza y he dicho, díselo, hay que decirlo, y si luego le apetece… bueno, no me mires así.

Y luego has venido. Y has metido el brazo por la puerta y entonces lo he entendido todo, ¿me sigues? Bueno, he bebido un poco, pero lo he visto todo claro. Ellos escriben «nácar» pero también quieren decir tetas, al final todo son tetas. A nadie le importa una mierda el nácar pero lo he comprendido, me miras así y me siento tonto pero me he emborrachado porque no lo entendía y ahora lo entiendo. Soy un pedazo de mierda pero sé reconocer el nácar cuando lo veo. Ven, acércate. Todo es sexo, o es para o por el sexo. Todo. Ven. Ven, digo, joder, no voy a morderte. Puedo escribir los versos más tristes esta noche, pero al final eres tú la que puedes hacer un soneto erótico con sólo levantarte y sentarte aquí. Ven. Eso es. Apaga la luz ¿quieres? Bien, ¿qué decíamos?

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